La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha pedido este miércoles que «se respete en la medida de lo posible» la reforma laboral porque es fruto del acuerdo con los agentes sociales, al tiempo que mostró su «respeto» al papel de los grupos parlamentarios, a los que recordó que ella «dialoga, no arrincona a nadie».
«Las formaciones políticas deben jugar su papel. Yo dialogo, no pongo a nadie contra las cuerdas y los grupos de la investidura lo saben, que yo no arrincono a nadie«, ha subrayado en declaraciones a TVE.
Sobre si el Gobierno espera recaudar el apoyo de Ciudadanos a la reforma laboral para su convalidación en el Congreso, Díaz ha señalado que la norma «va en contra» de lo que defienden naranjas, que abogaban por un contrato único, la introducción de la mochila austriaca y la rebaja de los costes del despido.
«Si rectifica y hay un cambio en su posición, se dice por qué y perfecto», apuntó la vicepresidenta, quien destacó «el cambio de paradigma» que supone la reforma laboral en el sistema de relaciones laborales de España.
Díaz cree que es «muy difícil decir que no» a una reforma que recupera derechos para los trabajadores, que mantiene a los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTO) o que actúa sobre uno de los principales problemas del mercado laboral: la temporalidad y la precariedad. «Estoy confiada en que los grupos de la investidura comprendan esto», ha añadido.
Para aquellos grupos que manifestaron que la reforma laboral «se quedó corta», la vicepresidenta indicó que, en política, «todo se queda corto». «Pero los grandes cambios hay que darlos con tranquilidad, es muy difícil explicar el cambio de modelo de la temporalidad, es un giro copernicano», enfatizó.
En su opinión, no se es consciente de lo que supone este nuevo modelo y de la desaparición del contrato de obra y servicio, procedente de la época del franquismo y «núcleo de las irregularidades y grandes fraudes en la temporalidad».
Preguntada por la subida del salario mínimo interprofesional (SMI) para 2022, que UGT reclama que aumente a 1.000 euros, la ministra reiteró que se negociará en el diálogo social y que se pondrá en ello «enseguida», aunque no ha dado ninguna fecha.
En todo caso, recordó que el objetivo del Gobierno es seguir la senda que recomendó el comité de expertos para llegar a fin de legislatura a un SMI equivalente al 60 por ciento del salario medio. «El SMI es la principal herramienta para atajar la desigualdad. Sirvió para reducir la brecha de género en 2,5 puntos y elevar los tramos más bajos de los deciles salariales», subrayó.