El tenista serbio Novak Djokovic ha sido detenido de nuevo en Australia. Está pendiente de que las autoridades judiciales dictaminen si le obligan a abandonar el país o puede quedarse y disputar el Open de Australia. El número 1 del mundo se encuentra arrestado en un hotel-prisión para refugiados mientras espera a que se haga la vista que ha decidido su futuro. Australia canceló ayer su visado por «razones de salud y buen orden», pero Djokovic, que no está vacunado, presentó recurso. Tras pasar una entrevista con los funcionarios de inmigración, fue detenido anoche -hora catalana- por llevarle ante el juez, que el domingo tomará una decisión.
Días atrás, un juez australiano dio la razón al tenista y pidió al gobierno de ese país que cancelara la anulación de su visado, le dejara en libertad, le entregara el pasaporte y sus efectos personales y pagara los gastos judiciales del proceso judicial en el que se había visto inmerso. De este modo, el serbio parecía tener más cerca el Open de Australia y empezó a entrenar. Incluso se realizó el sorteo del torneo con él inscrito.
Sin embargo, la decisión no era definitiva, como recordó el propio juez. El ministro de inmigración australiano todavía tenía el derecho a ejercer el poder personal para revocar el visado a Djokovic. Y así fue.
El gobierno de Australia ya impidió en un primer momento el ingreso en el país del tenista, número uno del mundo, al no tener en regla el visado y no cumplir la exención médica por la que se le había autorizado un día antes en disputar el Open australiano, primer Grand Slam de la temporada. Australia obliga a los extranjeros a que entren en el país a estar vacunados, a menos que demuestren que hay alguna razón de peso para no hacerlo.
Djokovic, por su parte, alegaba que no se podía vacunar porque dio positivo por Covid-19 el pasado 16 de diciembre y hubiera sido contraproducente.