Los Reyes Magos volvieron a desfilar por las calles de Igualada después de que el año pasado las restricciones sanitarias no lo permitieran. Melchor y Gasparpero lo han hecho sin mascarilla, aunque las medidas establecidas por el Departamento de Salud exigían que la llevaran. Baltasar, en cambio, y el resto de la comitiva real, la llevaban. Por primera vez en años, la cabalgata más antigua de Cataluña, Fiesta Patrimonial de Interés Nacional, no ha contado con uno de sus rasgos más característicos: los pajes trepando en las escaleras de madera para entregar los regalos por las ventanas y balcones.
Sus Majestades han llegado a Igualada poco antes de las cinco y media de la tarde. Los ha recibido el alcalde de la ciudad, Marc Castells, y la presidenta del Parlament, Laura Borràs. Desde el balcón delEscuela Mowgli, Baltasar ha querido enviar un mensaje de esperanza a los niños y niñas: «que pronto podamos dejar atrás esa pesadilla que estamos viviendo en todo el mundo».
El rey Baltasar sí se ha puesto la mascarilla en Igualada Foto: ACN
Aunque el protocolo del Departamento de Salud establecía que Sus Majestades debían llevar mascarilla durante el desfile, Melchor y Gaspar no la han llevado en ningún momento. Baltasar y toda la comitiva real, en cambio, sí que la llevaban, así como los miles de personas y niños que han llenado las calles de la capital de Anoia.
La cabalgata ha querido mantener al máximo la normalidad a pesar del contexto pandémico. Así, a diferencia de otras ciudades que han optado por eliminar el reparto de caramelos, en Igualada sí que se han lanzado y los pequeños han podido llenar las bolsas que llevaban preparadas.
Reparto de regalos al final
Sin embargo, este año ha faltado uno de los rasgos más distintivos del desfile: los pajes subiendo por las escaleras de maderas para repartir los regalos a los niños y niñas por las ventanas y balcones. Sin embargo, Sus Majestades no querían que nadie se quedara sin regalo y, una vez han terminado la cabalgata, han enviado los pajes a los hogares para que las familias recogieran los obsequios a la entrada de los edificios y en espacios suficientemente ventilados. La cabalgata de Igualada, la más antigua de Cataluña, se celebra desde 1895. Declarada Fiesta Popular de Interés Cultural (2010) y Fiesta Patrimonial de Interés Nacional (2016), actualmente es candidata para convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Cabalgatas adaptadas
En cuanto al resto de la Cataluña Central, Sus Majestades han adaptado su llegada con el objetivo de evitar las aglomeraciones. En Manresa se ha evitado pasar por las calles estrechas del Centro Histórico, se ha eliminado el recorrido tradicional a pie de los Reyes Magos y se ha prescindido de las personas que acompañaban a pie a las comitivas reales.
En el caso de Berga, aunque sí se ha mantenido el recorrido, ha habido algunos cambios. La ofrenda al pesebre se ha hecho en las escaleras de la iglesia de Santa Eulalia y los Reyes Magos han recibido a los niños a las puertas del Ayuntamiento y no en la sala de plenos. También se redujo la comitiva que visitó las residencias, centros de día y el hospital. No han accedido al interior, sino que, desde el exterior, han entregado unos obsequios acompañados de una carta firmada.
En Vic también se ha optado por que los Reyes no entraran en los centros sociosanitarios ni en los centros hospitalarios de la ciudad. Durante la cabalgata, aparte de la desaparición de la carroza de los caramelos, se ha agilizado la tradicional adoración en la plaza para garantizar al máximo las medidas sanitarias. Este año la cabalgata ha contado con la pajesa Elisea, cartera real de Sus Majestades y quienes, junto con el paje Berenguer, han recogido estos últimos días las cartas de los niños y niñas.
En la capital del Solsonés los Reyes Magos han optado por alargar el recorrido por fuera de las murallas. Así este año no han bajado de las carrozas para desplazarse a pie por el casco antiguo. En Moià el desfile ha arrancado en la carretera de Vic, pasando por la avenida de la villa, plaza Mayor y plaza de San Sebastián. El gran distintivo ha sido que los niños no han podido subir a las carrozas como en las pasadas ediciones.