El jefe de la Brigada Móvil de los Mossos d’Esquadra, Xavier Pastoradmitió este miércoles en el juzgado que las lanzaderas de proyectiles de foam no son armas de precisión. Lo ha dicho en el marco de la causa que investiga la pérdida de un ojo de una manifestante en las movilizaciones a favor del rapero leridano Pablo Hasel en Barcelona.
El mando policial ha afirmado que no se puede considerar el foam como un arma de precisión, puesto que no se puede asegurar con suficiente concreción el impacto allá donde el agente apunta. Pastor contradice así la tesis mantenida por los Mossos cuando hace unos años se cambiaron las pelotas de goma por el foam.
Además, el jefe de los antidisturbios, que declaró como testigo, sostuvo que el protocolo de uso del foamdel que él es el responsable, cumple las especificaciones del fabricante sobre la distancia de los disparos y la zona del cuerpo donde dispararlos, lo que desmienten la acusación particular y la popular, representada por Irídia.
Sin embargo, Irídia asegura que el fabricante dice que a menos de 30 metros los disparos pueden ser muy lesivos, y que los Mossos disparan a unos 20 metros de distancia, como fue el caso de la joven de Gràcia. Asimismo, las acusaciones creen que la policía catalana no distingue entre los dos tipos de proyectiles de foam que disparanuno más potente que alcanza mayor distancia y uno menos lesivo.
Este miércoles estaban citados a declarar como testigos el jefe de Brimo, responsable del protocolo de uso del foam, y el jefe de armas del cuerpo, especialista en la materia. Este último no ha declarado por estar de baja por Covid, y previsiblemente lo hará el próximo 1 de junio. Ese día está citado a declarar como investigado al sargento que comandaba la Brimo sobre el terreno el día de los hechos. Inicialmente, el juez instructor sólo aceptó que declarara como testigo, pero un recurso de las acusaciones, con el apoyo de fiscalía, hizo que la Audiencia de Barcelona ordenara al magistrado que le interrogara como investigado.
También declaró como testigo el fotoperiodista que fotografió a los dos escopeteros investigados mientras uno de los dos disparaba el foam que impactó en el ojo de la víctima. Explicó que justo instantes después de hacer la foto se volvió hacia la víctima y la vio de pie y con la mano en el ojo. También se ha hecho el volcado de las imágenes que tomó ese día, hace ya más de un año.