Este sábado se cumplen 25 años desde que el 14 de mayo de 1997 se abrió finalmente al público el centro comercial del Parque Central a Tarragona. Era un día muy esperado tanto por sus impulsores como por las autoridades políticas y buena parte de la ciudadanía, que no vería hasta años más tarde el desarrollo de las Gabarras -donde ya estaba el hipermercado Pryca previamente- y el aterrizaje del Corte Ingléslos tres principales macrópolos comerciales del término municipal.
Sin embargo, el cuarto de siglo no se puede celebrar con toda la tranquilidad que los actuales gestores de esta gran superficie desearían. De hecho, prefieren no hablar de ellos, como sucedió en una comparecencia el pasado jueves. En 1994, es decir, tres años antes de la apertura, ya se abrió una causa judicial contra una presunta operación especulativa con los terrenos que ocupa actualmente el Parc Central.
La justicia estuvo investigando hasta el año 2012 la plusvalía de 4,8 millones de euros de la compra de este espacio en aquellos momentos en las afueras del centro de la ciudad. Esta zona, además, acogía una basílica cristiana de la época romana con más de 200 difuntos. Un entramado de empresas con sede en paraísos fiscales se habría beneficiado presuntamente de esta transacción económica y de la recalificación de los terrenos aprobada a través del nuevo Plan Generaldel año 1995. En total, 26 jueces diferentes han asumido en todos estos años una causa que desde 2014 está pendiente de dictarse juicio. Incluso dos de los nueve investigados han fallecido en ese intervalo de tiempo.
María José Osuna, actual fiscal jefe de la Audiencia de Tarragona, fue quien se encargó de la investigación desde el principio. En 2016 emitió el escrito de conclusiones, pero ahora mismo es la sección cuarta de la Audiencia la responsable de que esto salga adelante y, en este sentido, se han negado a hacer declaraciones a NaciónDigital sobre el estado de este caso.
La causa acumula 33.000 páginas de documentación y entre los investigados está elexconcejal de Urbanismo de Tarragona Àngel Fernàndez (CiU), los directivos de la empresa TIPEL, de la familia Prenafeta, abogados y responsables de Erosmer Valencia (grupo Eroski).
Lo que ha ralentizado el procedimiento ha sido, según ha señalado Osuna, el hecho de que se hayan tenido que realizar labores de investigación en un plano internacional, especialmente complicadas si se habla de paraísos fiscales. También, la falta de recursos y personal para afrontar una macrocausa como ésta desde la Audiencia de Tarragona. Una de las posibles consecuencias cuando se dicte el juicio será la dificultad que los testigos y las pruebas se mantengan al igual que cuando se recogieron en el momento de la investigaciónhace más de una década.
El Parque Central de Tarragona Foto: Parque Central
Pese a tratarse de un presunto caso de corrupción urbanística, la dilación temporal ha hecho rebajar las penas pedidas, ahora mismo fijadas en cuatro meses de arresto y ocho años de inhabilitación para la mayor parte de investigados. Eso sí, las indemnizaciones son importantes:entre 1,8 y 2,4 millones de euros por presunta prevaricación, tráfico de influencias y negociaciones prohibidas.
Además del presunto caso investigado, Tarragona ha vivido con incertidumbre la excepción vivida en el Parc Central respecto a los restos romanos. La dimensión del hallazgo durante las prospecciones efectuadas en 1994 dificultaba la construcción del centro comercial, pero la Generalitat acabó permitiendo el traslado de los escombrosque actualmente se pueden visitar parcialmente a través de grupos escolares desde elaparcamiento del sótano.
Cambio de supermercado y la acogida de los cines
Los 25 años de Parc Central han estado llenos de altibajos. La apertura inicial supuso un desplazamiento del centro de la ciudad, que hasta finales de los 90 no había tenido en cuenta la zona más cercana al río Francolí como futuro espacio de desarrollo urbanístico. La asociación entre Parque Central y Eroski, el supermercado de la planta sótano, durante más de 20 años provocó que el lenguaje popular confundiera ambos conceptos, incluso hoy en día. Pero elEroski cerró el 2018 y lo relevó Bonpreu.
Aparte del supermercado, el Parque Central también ha basado históricamente su afluencia de visitantes en el cine. Fue en 2009 cuando Lauren cerró puertas después de que los gestores del centro comercial decidieran hacer de pago el aparcamiento. Ese momento coincidió con la apertura del Corte Inglés a relativa poca distancia, una competencia que el Parque Central, entonces sin cines, afrontó con locales cerrados y una crisis económica galopante. Tuvieron que pasar cinco años para que la exhibidora Yelmo volviera el cine al centro de la ciudad, aportando una alternativa a Ocine Les Gavarresque desde 1998 había representado el golpe definitivo a los viejos Oscar y Cine Cataluña.
El último golpe de efecto, antes de la pandemia, fue la llegada del Primark -hasta la fecha- mayor de toda Cataluña. Fue en junio de 2017 cuando miles de personas llenaron a diario los accesos al centro comercial para poder comprar ropa de esta marca lowcost. Desde ese momento, salvando la pandemia, que ha provocado algunos cierres, el Parque Central se encuentra cada año que pasa en su mejor momento, con un volumen de ventas que en abril de 2021 superó el de 2019. Por este motivo esperan recuperar los 7 millones y medio de visitantes anuales, que por ahora pueden acoger en los 35.000 metros cuadrados de que disponen, especialmente gracias a la ampliación del año 2014, que facilitó la llegada de los cines.
La entrada del Parque Central, con un restaurante en el exterior. Foto: Josep M. Llauradó