¿Cómo son ahora las élites catalanas? ¿Cuáles son los 50 nombres que dirigen la economía del país y atesoran el poder en las altas esferas? Éste es el núcleo de Los que mandan (Saldonar)el libro publicado por Miquel Macià y Pep Martíque se ha presentado este jueves en la Casa del Libro de Barcelona con la periodista Mariángel Alcázar -especialista en Casa Real en La Vanguardia- y Ferran Casas. Alcázar hizo una diferenciación sustancial a la hora de analizar el papel de la burguesía: «El poder y la gloria no siempre van de la mano». A lo largo de su presentación, los autores han reflexionado sobre el rol de las élites en los últimos años, incluidos los más álgidos del proceso, y sobre la implicación en todos los ámbitos de la sociedad. Los que mandan, a menudo, no son los más conocidos.
Macià, fundador, editor y director de NaciónDigital, ha destacado el esfuerzo realizado con Martí por delimitar en qué momento comienzan las fortunas. «Lo buscamos desde el principio. Algunos lo hicieron estando en el momento preciso en el lugar preciso», ha remarcado el periodista. «Ninguna de estas fortunas es angelical, porque ningún ser humano lo es. Junto a fases ejemplares han tenido vergonzosas. Han tenido que actuar con dureza en algunos momentos», ha apuntado el coautor, quien ha remarcado que el volumen tiene voluntad enciclopédica. El índice onomástico contiene más de 1.300 referencias, una tarea que Macià ha querido agradecer a la editorial ya sus responsables. Cada capítulo, ha dicho, se explica «por sí mismo», para construir un «manual» sobre las élites empresariales.
Preguntado sobre el rol que ha jugado la burguesía con el proceso, el editor de NaciónDigital apuntó que están «acomplejadas» por el papel de Madrid, y apuntó que no fueron ver la percepción de las clases medias de que los hijos ya no vivirían mejor que los padres. «No entendieron la fuerza disruptiva de la comunicación digital. En manos de las clases populares, esto sería capaz de construir estados de opinión que antes sólo se podían hacer desde las grandes cabeceras y de las televisiones», resumió Macià. Las élites, apuntó, no son un «todo homogéneo». Las apuestas políticas hechas desde estos sectores, como Josep A. Duran Lleida al frente de Unió, no han logrado grandes resultados.
Esta carencia de iniciativa política, de voluntad de intervención, ha llevado a apostar por «terceras vías». «Lo mismo Isidro Fainé decía, en el 2014, que debe negociarse. Salvador Alemán, de Saba, decía lo mismo. Pero que, si había un choque de trenes, elegiría a Catalunya. Y estos intentos no progresaron», ha señalado el periodista, quien ha recordado que existieron soluciones «de emergencia», no una tarea «trabajada». «El resultado es que las clases medias fueron derrotadas por diez a cero por parte del gobierno español. La autonomía de Catalunya ha quedado muy mermada, y la negociación de quienes querían la tercera vía no ha llegado a producirse. Las élites tuvieron que fiarse de que el Estado les quitaran las castañas del fuegocomo en 1923″, ha indicado. Existe, ha dicho, un cierto «absentismo» en cuanto a las élites urbanas. Las rurales, que conoce bien, ya entraron en decadencia a finales de los años cincuenta, ha rememorado.
Martí ha remarcado la distinción entre «clase dirigente» y «clase dominante». «Quizás ha actuado más como clase dominante, la burguesía, que como una élite ambiciosa que quiere dirigir un país más allá de su visión de clase», ha señalado el periodista, que ha apuntado la necesidad -verbalizada por un amigo sede, Jordi Alberich– que haya más burguesía liberal que «ricos conservadores». «En lugar de apostar por el pacto social, se pusieron al lado del Estado, o bien pidieron su intervención», apuntó el coautor del libro, citando episodios como la dictadura de Primo de Rivera o el franquismo. «El upper Diagonal no estuvo en elAsamblea de Cataluña«, ha radiografiado.
Ferran Casas, Miguel Macià, Pep Martí y Mariángel Alcázar, en la presentación del libro. Foto: Josep Lluís Escudero
El periodista de NaciónDigital ha explicado que la sacudida de la Guerra Civil prefija buena parte de estas actitudes en parte de esa clase dominante. Las élites catalanas, indicó, fueron «acomodadas» con el pujolismo y, las más modernas, se acercaron al maragallismo. Ante la emergencia del 15-Malguien tan significativo como Josep Oliudel Banco de Sabadell, reclamó un «Podemos de derechas». «Y lo tuvieron, con Albert Rivera«, señaló. También se protagonizó la candidatura de Manuel Valls, uno de los elementos más «provincianos» de los últimos años, según Martí. «A veces dan la impresión de tener problemas para captar la realidad», resaltó el periodista, que citó como un empresario del Paseo de Gracia comparó unos disturbios en el centro de Barcelona con la noche de los cristales rotos en la Alemania nazi.
«También está la burguesía del dolor, que busca caminos para superar el embate», indicó Martí, en referencia a una visita que realizó Antón Costas como presidente del Círculo de Economía en Mariano Rajoy. «Ahora lo urgente es esperar», les dijo el entonces máximo dirigente estatal. «Esto dibuja un esfuerzo de esta burguesía del dolor y marca la dificultad de tener incidencia real en España, hasta ahora», ha apuntado el coautor, que ha puesto en valor el periodismo que se hace en NaciónDigital. «Se intenta ir más allá de lo inmediato, explicando lo que ocurre, sin caer en demasiados apriorismos», ha remarcado.
En el turno de preguntas, el periodista Joan Tapia ha preguntado a los autores sobre la ausencia de Jordi Pujol en el libro, teniendo en cuenta cómo mandó durante décadas. Macià ha recordado una cena en la Cámara de Comercio en el que a algún miembro del patriciado si su hombre en el poder era Pujol, y respondió que en ningún caso, porque lo era Adolfo Suárez, en ese momento presidente español. «Mucho entusiasmo por Pujol no hubo mucho. En cambio, congrió más en torno a los Juegos Olímpicos», ha dicho.
Alcázar, periodista especializada en Casa Real de La Vanguardia, ha señalado que lo que más le ha sorprendido del libro es que «el poder y la gloria no siempre van de la mano». «Para mandar, lo principal es tener el dinero suficiente», ha señalado, en referencia a la ausencia de la clase política de los retratos del libro. El poder económico les otorga, a los protagonismo, poder social y también a las instituciones. «Es posible que alguno de ellos estuviera aquí sentado y no le reconoceríamos, y quizás ocurriría lo mismo si nos dijeran su nombre. Las fortunas catalanas no quieren visibilidad ni publicidad», ha insistido.
«Entre los que mandan hay pocas mujeres. Quizás mandan en casa, pero no fuera», asegura Mariángel Alcázar sobre la escasa presencia femenina en el libro
La periodista ha indicado que no todas las familias son «ejemplares» -puede existir un decalaje entre la esfera privada y el empresarial-, porque existen «luces y sombras». El volumen, que Alcázar ha calificado también de «distraído» a la hora de leerse, incluye historias personales como la fundación de un grupo musical en África por parte de Félix Millet, que años después se haría célebre por el saqueo del Palau de la Música. «El libro no es sólo uno quien es quien, sino que explica por qué lo fue», resaltó. Hay historias de hombres hechos «a sí mismos» –Josep Lluís Núñez o los hermanos Sánchez Libro-, y también reinvenciones como Josep Antoni Samaranch. «Ahora es más difícil saber por dónde se mueven, porque ya no hay templos de quienes mandan, aunque tienen refugios», indicó. Viven, eso sí, en el upper Diagonal y tienen casa en la Cerdaña -cerca de Andorra- y en la Costa Brava.
Pep Martí, durante una intervención en la presentación. Foto: Josep Lluís Escudero
«Entre los que mandan hay pocas mujeres. Quizás mandan en casa, pero no fuera», ha constatado la periodista de La Vanguardia. Entre éstas Carmen Cervera, Maria Reig, Mar Raventós y Rosa Tous, entre otros. «Sí que se ve que en la historia de las viejas fortunas, algunos de los intrépidos emprendedores tuvieron la audacia de juntarse en las fortunas de las ricas herederas», apuntó Alcázar. «Si veían un nombre espabilado que estaba por el trabajo, ponían el dinero y los hombres salían adelante. Hay mucha mujer escondida en los cimientos de las fortunas», ha diagnosticado Alcázar. La periodista ha señalado que las élites, por acción o por omisión en los años álgidos del proceso catalánhan contribuido a «frenar» -según ella- el empuje de la sociedad catalana.
Alcázar, preguntada sobre el papel del rey en el proceso, negó que se pusiera «de parte» del Estado, sino que simplemente no se puso al lado del independentismo. «Dió un toque de atención a los servidores públicos, empezando por él, para que estuvieran con las soluciones», ha señalado la periodista. «Sinceramente, me da un poco de vergüenza el postureo de los sucesivos presidentes de la Generalitat y de la alcaldesa de Barcelona de no saludarles. Cuando viene alguien a casa, no me cierro en el lavabo y lo dejo en el rellano de la escalera», indicó. El rey, dice, no debe tener «ninguna iniciativa» para resolver conflictos.
Ferran Casassubdirector de NaciónDigital, aseguró que las élites nunca fueron «homogéneas». Las ha dividido, en este sentido, entre las que sólo piensan en «hacer dinero» o bien quienes han mirado «más allá de la fábrica». «En los últimos años todo ha cambiado, ellos y sus quimeras», ha apuntado Casas, en referencia, entre otras carpetas, a la aparición del proceso como elemento que ha cambiado el mapa de la burguesía catalana. El subdirector del diario también ha puesto de manifiesto la tarea periodística de los autores a la hora de radiografiar a las clases económicas dirigentes.
«Macià i Martí son periodistas de larga trayectoria», apuntó Casas, que elogió los perfiles elaborados para hacerlos llegar a todos los públicos. La lista inicial era de 100 nombrespero al final se escribieron 50. «Aparecen todos los que espera encontrar», ha señalado el presentador del acto, que también ha hecho hincapié en cómo influyó el franquismo en la construcción de las élites. En cuanto a la colaboración de los protagonistas, Casas indicó que fue «desigual». «Algunos se han negado a hablar, otros han derivado hacia los gabinetes de prensa. Y ha habido muchos que han aceptado reunirse con los periodistas de NaciónDigital. Esto confirma el prestigio de 25 años de trabajo acumulado», ha remarcado el subdirector del diario sobre la salud de la marca.