La casa de verano del presidente Francesc Macià en Alcarràs conserva un “tesoro” en su interior; una caja fuerte cerrada. La plataforma Salvemos Cal Macià ha alertado este viernes de que la caja se conserva a la intemperie, y ha instado a las instituciones a movilizar recursos para evitar pillajes y robos y salvar este patrimonio, que podría contener documentos del líder republicano, fallecido el día de Navidad de 1933.
El colectivo lleva meses reclamando la actuación de la administración para evitar un mayor deterioro de la casa, actualmente muy dañada por las inclemencias del tiempo. De hecho, la entidad ya ha avisado del gran agujero que existe en el tejado y que amenaza en la ruina de todo el inmueble.
🔴 Atención administraciones‼️
En Cal Macià-Casa Vallmanya (Alcarràs) se conserva (de milagro) abandonado a la intemperie un valioso elemento patrimonial: una caja fuerte de hierro fundido atada a la familia Macià. Hay que actuar para evitar el bandidaje y el expolio y conservarlo… (1/3) pic.twitter.com/R1AmBbnXcl
— #SalvemCasaVallmanya (@SalvemCalMacia) abril 1, 2022
Un “retiro espiritual” de Francesc Macià
La casa de Vallmanya perteneció a la familia deEugenia Lamarca, esposa de Francesc Macià, que era de Les Borges Blanques. Después de la muerte en 1897 del padre de Eugenia, el arquitecto leridano Agapit Lamarca, el matrimonio comienza a pasar muchos veranos en la casa solariega, estancias que se alargan hasta la muerte de Macià el día de Navidad del ‘ año 1933, aunque quedan interrumpidas por los años de exilio del político.
Francisco Macià, en una visita a la casa. Foto: @SalvemCalMacia
La casa se convierte en un espacio en el que Macià va a desconectar de la vida como militar y, posteriormente, como político. Era un «retiro espiritualCon el estallido de la Guerra Civil, sin embargo, la familia del expresidente se va al exilio y no es hasta los años cincuenta que su hija María vuelve a Vallmanya con la voluntad de recuperar la propiedad familiar.
Se encuentra, sin embargo, que el Instituto Nacional de Colonización fragmenta la finca, que pasa de ocupar unas 3.500 hectáreas a quedarse con unas 400. Por último, los limpios vienen la propiedad, que va cambiando de manos hasta la actual propietario, un empresario ganadero.
Detalle del deterioro de Cal Macià, Foto: ACN