Un impuesto a las emisiones de CO2 de los vehículos, implantación de las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) en las localidades de más de 50.000 habitantes y millones de euros provenientes de Europa para implantar políticas que apuesten por una movilidad verde. Medidas y más medidas para sacar vehículos de la trama urbana y de los accesos colapsados, en horas punta, en las grandes ciudades. Y si hubiera taxis voladores? Una estampa futurista vista a la gran pantalla, como Blade Runner.
«Hablamos de futuro, pero es un futuro muy presente»dice el CEO deAdvanced Air Mobility, Aitor Martín (Madrid, 1978), una start-up de Sant Quirze del Vallès que ha aterrizado esta idea y proyecta hacerla con drones. Una visión que no está tan lejos y en la que trabajan, además de Martín y su socio, cinco ingenieros y una lista de colaboradores. ¿Cuándo llegará? Lo explica en NaciónDigital.
– Un dron que transporte a personas, un concepto que puede parecer actual, pero ¿cuándo hace que lo desarrollen?
– Con mi socio venimos del mundo de la aviación y empezamos a idearlo hacia el año 2012, cuando poca gente sabía lo que era un dron, a diferencia de la actualidad. E inicialmente era electrificar la aviación, la ligera. Entonces, lo pusimos en marcha en el ámbito académico, ya que hace 15 años que doy clases en la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), en el campus de Terrassa. Montamos grupos de trabajo, porque ya había proyectos de coches y motos eléctricas y ¿por qué no de aviación? Al final, después de dos años de darle vueltas, decidimos que no sólo era electrificar, sino crear una nave para pasajeros y en un marco, en el urban mobility de taxis aéreos.
– ¿Un transporte limitado a cuatro plazas?
– El prototipo con el que trabajamos es de dos, vendrá uno de cinco y quizás uno de ocho o diez, que sea tipo shuttle. Al fin y al cabo, es movilidad personal en las ciudades y sacar los coches que circulan por ella, especialmente ahora que hay más teletrabajo. La gente podría vivir, por decirte alguna localidad, en Berga e ir con este medio de transporte hasta Barcelona a una reunión semanal o cada dos semanas en lugar de con el vehículo privado.
Y es muy sencillo: se entra en la aplicación, se reserva el taxi, te viene a buscar y te lleva, por ejemplo, a Sants, donde estaría la infraestructura adaptada para aterrizar y allí se coge el metro, una bicicleta o el patinete eléctrico. Y lo mismo por el camino de vuelta y quizá se llegue a la hora de comer en casa.
– Esto implica una infraestructura, puntos concretos, tanto de salida como de destino.
– Pequeñas paradas, sí, que se llaman vertportes, que son una especie de helipuertos. Es un sistema para implementarse en una movilidad de todo un área metropolitana, porque es un transporte muy rápido, estamos hablando de velocidades por encima de los 200 km/h, como un tren de alta velocidad. La idea es reducir lo que supone una hora de vehículo a 15 minutos: hacer el tramo largo del desplazamiento por el aire, de forma rápida, y sin piloto, y que sea limpio.
– Muy valientes para proyectar taxis aéreos y sin nadie a los mandos.
– Los transportes más seguros del mundo son la aviación y el tren de alta velocidad, y nuestro proyecto estará por debajo de la aviación comercial, pero la exigencia de seguridad será la misma o incluso superior, porque también llevamos personas. Y los accidentes que se producen son por la maniobra humana y si se automatiza el control de vuelo no eliminas todos los riesgos, aunque sí los minimizas. Además, hemos añadido un componente que consiste en que, en caso de accidente, la nave se rompa, pero las personas salgan caminando.
– ¿Es posible sobrevivir a un accidente aéreo?
– Por ahora no están pensados para que así sea y estamos diseñando una aeronave que incluya estos sistemas, y como concepto de vuelo es mucho más seguro y, en caso de que haya un accidente, haya una serie de medios que ayuden a la supervivencia.
– ¿A qué altura volarían estos taxis?
– En cotas bajas, entre 300 y 1.000 metros, con los aparatos conectados entre sí, sin influir en el tráfico aéreo de las compañías. La meteorología, por otra parte, está muy controlada en la actualidad y el tema de los pájaros, también, y creo que al ver el dron se apartarían.
El dron de dos plazas. Foto: Albert Hernández
– Imagínese que se implanta este sistema. ¿Cómo lo dibujaría?
– En Barcelona habría varios veliportes pequeños y cuatro grandes situados, por ejemplo, en la cubierta de Sants y en la estación de França, y alguno más. Con ello se daría cobertura a toda la ciudad y colocaría infraestructuras en el área metropolitana, en Sant Quirze del Vallès,…
– … Y en ubicaciones más alejadas, cerca de la montaña.
– Pues también. Estamos hablando de que para aterrizar y despegar se necesitan 50 metros, menos que un campo de fútbol. No es necesaria una gran pista como en los aeropuertos o incluso como la que tiene el de Sabadell.
– ¿Y la inversión?
– No es muy alta, con 50.000 euros puede montarse en una pequeña localidad. Y no se necesita mucha infraestructura, con un jardín algo grande, y sin elementos que impiden las maniobras como árboles, es suficiente. Otra cosa es construirlo en la estación de Sants, aquí sí se necesita más dinero.
– ¿Y para los usuarios? ¿Sería muy caro moverse de esta forma?
– El objetivo a largo plazo es que sea equiparable a los precios con el terrestre. Si de Sabadell en el aeropuerto de Barcelona te cuesta entre 60 y 70 euros el trayecto, pues lo mismo, pero con una cuarta parte del tiempo.
– ¿Han hecho alguna prueba con personas?
– No, pero hemos hecho a escala 1:3 de radiocontrol por la solución aerodinámica, para que pueda aterrizar y despegar en poco espacio, los 50 metros que te comentaba.
– ¿Hay empresas interesadas en el proyecto?
– Sí, ya hay inversores comprometidos y ahora realizaremos una ronda de inversión en Londres, de crowdfunding, para complementarlo. Llevamos tres años con la empresa y queremos construir un prototipo, a escala real, con dos plazas, y que vuele a finales de este año o principios del próximo. Hablamos de futuro, pero es un futuro muy presente. Después ya vendrá todo el proceso de certificación, pero en un período de tres, cuatro o cinco años estará funcionando.
– ¿No serán el único proyecto que plantea taxis aéreos, cuál es su particularidad?
– Hay más de 300 proyectos en el mundo desarrollando utensilios voladores para la urban mobility, pero con cara y ojos, quizás haya una decena. Los hay espectaculares, en el apartado tecnológico, y seguramente hemos llegado un poco más tarde respecto a estos referentes en el mercado, pero hemos apostado por la simplicidad: tenemos una solución basada en aerodinámica por encima de la potencia. No llevará tantas baterías.
«Somos complementarios al taxi […]. Sustituimos en el coche, el AVE y esa aviación regional que algunos gobiernos quieren eliminar»
– ¿Qué autonomía tendrá el dron?
– Actualmente muy poca, necesitamos una nueva generación de baterías. Apostamos por el sistema eléctrico, pero también tenemos un generador de propulsión, más eficiente. Y lo que te decía, o existe un salto en tecnología de baterías o nuestra apuesta será el hidrógeno, y que se implante como un combustible, que te da una autonomía de dos o tres horas. Ofrecemos un sistema mucho más limpio, y no hace falta olvidar que una batería es contaminante, no en operación, pero sí en construcción y reciclaje. Es necesario afrontar este debate porque saldrá. Se quitará la contaminación donde están las personas, se mejorará el proceso de emisión y, por otra parte, habrá que generar esta electricidad, con la voluntad de que se haga de forma sostenible.
– ¿Cómo cree que se lo va a tomar el sector del taxi, teniendo en cuenta el historial de protestas en los últimos años?
– Somos complementarios, el taxi es micromovilidad y forma parte del sistema. Es lo que te comentaba: llegar, aterrizar y tomar bicicleta, patinete o un taxi. Sustituimos en el coche, el AVE y esa aviación regional que algunos gobiernos quieren eliminar. Además, el tren es muy caro, con una infraestructura muy rígida y con un altísimo coste de implementación.