Fecha de 1811 y lleva inscrito a lo grande la palabra «Malvasía» como reclamo comercial, acompañada de la explicación “De casa Falso de Sitges de Cataluña comprada en Palma de Mallorca calle de Apuntadores”. Mide seis por cuatro centímetros y corresponde a la producción de Malvasía de Sitges que el sitgetano Ramon de Dalmau i Hoz había comercializado en Mallorcadonde se trasladó con su familia en 1809 para librarse de los riesgos de la invasión napoleónica a Cataluña.
La etiqueta forma parte del fondo Can Falç, depositado en el Archivo Histórico de Silos. Un reciente trabajo de su director, el historiador Xavier Miret y Mestrecon motivo de las jornadas técnicas sobre la Malvasía de Sitges –celebradas el pasado noviembre en la Semana de la Malvasía– ha permitido ampliar aún más los orígenes comerciales del vino en Cataluña y datarlos, como mínimo, en 1811. Hasta entonces , de Can Falç había constancia de una etiqueta de la década de 1820, que apareció reproducida en el libro Don Josep Bonaventura Hoz y su época, de Josep Carbonell i Gener (1977).
El trabajo de Xavier Miret constata que no hay documentada de momento ninguna otra etiqueta de vino en Cataluña anterior a esa fecha. De hecho, su investigación sostiene que la primera etiqueta en estos términos podría corresponder, incluso, a dos años antes, en 1809, cuando Ramón de Dalmau deja Sitges y se va a Mallorca, donde permanecerá hasta 1814.
Xavier Miret apunta que «esta etiqueta no es sólo una etiqueta de vino, sino un documento que da fe de la primera marca de vino de Catalunya y, quién sabe, si del Estado y la península». Miret añade que «hasta el presente no se conoce ninguna tan antigua y todo indica que, tanto en Cataluña como en el resto de la península, las marcas de vino eran posteriores». Ramon de Dalmau i Falç heredó de su hermano Josep el patrimonio vitivinícola familiar de Can Hoz en 1809. José de Dalmau i Hoz había viajado por Francia y otros países europeos, que ya esos años comercializaban sus vinos con etiquetas y presentaciones diversas.
Poco después de asumir el legado de la Malvasía de Sitges, Ramon de Dalmau se marchó con su familia a Mallorca y se llevó, a la casa de la calle Apuntadors de Palma que adquirió, la malvasía que existía en las bodegas de Can Falç, en la Ribera de Sitges, así como botellas de vidrio y tapones de corcho. En Palma imprimió las etiquetas con las que comercializó el vino producido en Sitges.
Cien años antes de estos movimientos, en 1716, en Sitges había 300 hectáreas de vid, de las cuales 90 eran de malvasía. No era, pues, la única variedad, pero sí la más preciada por los consumidores más exigentes y la que propiciaba mayor comercio exterior. A lo largo del siglo XVIII, sin embargo, se inició el retroceso de la producción de malvasíapuesto que en 1772, las hectáreas se habían reducido a 70.
La pérdida de producción aumentó peligrosamente en la segunda mitad del siglo XX, hasta que en 1980 sólo quedaban 3 hectáreas de Malvasía de Sitges, las propias de la Bodega del Hospital de San Juan Bautista, que formaban parte del Legado Llopis. El proyecto para recuperar prestigio y ampliar producción permitió que en 2010 ya fueran 10 hectáreas, de la mano de las nuevas plantaciones, especialmente en Ribes. Actualmente, son 100, repartidas entre 33 elaboradores de todo el país –especialmente el Penedès, una de las dos denominaciones que reconocen la Malvasía de Sitges–, que en los últimos años se han sumado al proyecto para extender la producción de esta variante autóctona más allá del término de Sitges. Esta cifra se doblará en los próximos años gracias a las recientes plantaciones.