La guerra en Ucrania ha sido tan sólo la gota que ha colmado el vaso de la crisis energética. La invasión rusa ha sido un elemento acelerador de una transformación de fondo que viene de lejos. En los últimos veinte años, la lucha contra el cambio climático ha subordinado aspectos como la garantía de suministro y la soberanía productiva. Lo ha dicho el economista y analista Javier Santacruz en la jornada Hacia una estrategia energética para la industria, que Foment del Treball celebra este lunes.
Los empresarios están preocupados por lograr un modelo eficaz de transición energética que la actual crisis de precios ha hecho más perentorio. Siempre con los ojos puestos en los objetivos de neutralidad climática para 2050. La descarbonización y el paso a fuentes renovables ya forma parte del mainstream del pensamiento empresarial. Es uno de los retos estratégicos que afronta la industria catalana y la española.
Santacruz ha hablado de una triple dependencia: energéticade los materiales estratégicos para producir los bienes industriales que necesitamos y la dependencia tecnológica. Es necesario sentar unas bases sólidas para hacer factible la transición energética y el combate por el clima. El analista advirtió de que no se está ante un fenómeno coyuntural. «La pandemia ha supuesto un cambio sustancial en las cadenas de valor, de los orígenes hasta que los productos lleguen al consumidor», aseguró. Explicó que un precedente de lo que está pasando fue la crisis de los años setenta, que supuso también un cambio de poder. «Estamos ante un cambio de juego dramático, una nueva configuración del poder«, afirmó. El analista subrayó que Europa es el único territorio en el mundo que en estos momentos está reduciendo emisiones. Pero eso debe implicar repensar prioridades.
Antes, el consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imazha reclamado a la necesidad de repensar las grandes opciones estratégicas en energía, en referencia a la decisión de Alemania de cerrar las centrales nucleares ya la hora de invertir en el gas ruso, decisiones vistas como acertadas en el pasado y ahora cuestionadas ante la actual crisis internacional. Si se quiere una electricidad barata y teniendo las plantas nucleares en impecable estado tecnológico -ha dicho-, hay que replantear su cierre. «El mix energético ha cambiado», ha afirmado Imaz.
[h3}Alternativas:elpapeldelbiometano[h3}Alternatives:elpaperdelbiometàJoan Batallapresidente de SEDIGAS (Asociación Española del Gas), ha asegurado que la crisis actual ha dejado claro que no se podía dar por garantizada la seguridad del suministro. Ha afirmado que España no afronta graves problemas de suministro, pero sí una crisis de precios que viene de antes de la guerra en Ucrania y que tiene causas múltiples. Ha explicado la importancia de los gases renovables (biogás, biometano, hidrógeno) en el proceso de descarbonización y transformación energética.
«El hidrógeno es un elemento de futuro, pero el biometano ya lo es del presente», ha señalado, destacando que España, junto a Francia y Alemania, tiene un gran potencial de producción de biometano. Pero ha asegurado que la extensión de plantas de biometano -hay 300 proyectos en marcha- está todavía lejos de lo deseable. Batalla ha destacado también el impulso que el sector puede suponer para las zonas rurales y por la recuperación delEspaña despejada. Recordó que la Comisión Europea ha establecido el objetivo de multiplicar por dos la producción de biometano.
«El reto es tan enorme que no podemos descartar ningún recurso energético», ha subrayado el presidente de SEDIGAS, mientras que Javier Fernándezdirector de Regulación y Nuevos Negocios de Nedgia-Grupo Naturgyha destacado el papel que debe jugar el hidrógeno y que el gas natural «es y seguirá siendo un elemento esencial para la industria».