Mantener el cuerpo sano, equilibrado y bien ejercitado ayuda a mantener las capacidades mentales del cerebro. Existen muchas pruebas científicas que demuestran la validez de la citación menos sana in corpore sano, sobre todo en el envejecimiento.
Cuando nos hacemos mayores, los tejidos y los órganos se degeneran. La funcionalidad de las células disminuye y el tejido se pierde despacio. También ocurre en el cerebrohecho que comporta neurodegeneración o pérdida de neuronas.
En el cerebro se producen cambios asociados a la pérdida de función: adelgaza la zona corticalse pierde tejido gris -de los cuerpos neuronales- y blanco -de las conducciones nerviosas. Así, aumenta el volumen de los espacios vacíos del cerebro donde se encuentra el líquido cefalorraquídeo y disminuye la cantidad de neuronas.
El estudio Baltimore ha demostrado que la reducción de la capacidad metabólica asociada al envejecimiento está relacionada con el aumento del volumen del ventrículo cerebral (parte vacía). Sin embargo, se puede deducir que, si se utiliza mejor la energía con el ejercicio físico, se podrá ralentizar la pérdida del tejido del cerebro.
La práctica de ejercicio físico controlado en una población de personas mayores ha sacado a la luz que existe una correlación positiva entre la práctica del ejercicio físico y la cantidad de sustancia gris en zonas sensibles a la degeneración. De hecho, en 2011 se publicó un artículo en Proceedings of the National Academy of Sciences que indicaba que el ejercicio físico aumenta el volumen del hipocampo, la parte del cerebro en el que está la memoria.