Existe una fórmula de éxito para el comercio de proximidad? Todo apunta a que sí: uno producto singular, uno trato personalizado con la clientela y salir adelante proyectos muy propios. “El futuro pasa por elespecialización”, explica Lluís Torrente. Lo dice con conocimiento de causa: es el gerente de Ganiveteria Roca, un negocio emblemático fundado en 1911.
Esta tienda histórica de la plaza del Pi de Barcelona ha participado en la campaña “Ven a tu comercio, ven a comprar”, impulsada por el Departamento de Empresa y Trabajo, a través de la dirección general de Comercio y el Consorcio de Comercio, Artesanía y Moda (CCAM). También aparece otro negocio histórico como Espai Povo, tres generaciones dedicadas al diseño y ahora también a la moda. O proyectos más novedosos pero con un sello muy personal como Soul Lady y Fadeaway.
Los cuatro negocios, ubicados en la yema del huevo de Barcelona, afrontan la campaña de Navidad con optimismo. “Las perspectivas son aún mejores después de haber participado en la campaña. Nos gusta ser reconocidas y más cuando hemos apostado por comercializar y producir 100% local”, explica Alba Pach, propietaria y diseñadora de la marca Soul Lady.
Cuchillería Roca: más de 100 años en la plaza del Pi
Cuchillería Roca es un ejemplo de comercio singular, histórico y emblemático. Fue fundada en 1911 por Ramon Roca, en la plazoleta del Pi. Se especializó en herramientas de corte: cuchillos, bisturís para los médicos o navajas para los barberos, siendo el primer establecimiento de la península Ibérica que ofrecía este último producto.
Cinco años después se trasladaron a la plaza del Pi número 3, emplazamiento de donde no se han movido más. Dos generaciones de la familia Roca encabezaron el negocio hasta el 2000, cuando lo traspasaron a gente del oficio «para continuar y mejorarlo».
Una tienda siempre aporta un valor añadido si detrás del mostrador hay especialistas que pueden aconsejarte y asesorarte.
Luis Torrente. Gerente de Ganiveteria Roca, comercio emblemático fundado en 1916 y que lleva más de 100 años en el mismo emplazamiento
Lluís Torrente es el actual gerente de Ganiveteria Roca. Destaca que el éxito pasa por la especialización y por “conocer a fondo el producto”. Tienen grabado el lema “Casa de confianza” en un mármol en la entrada y, precisamente, es el elemento diferencial que puede hacer pervivir el comercio de proximidad. “El cliente debe percibir que se lleva el producto más adecuado a sus necesidades. Que tengan claro lo que deben comprar… y también lo que no”, explica el gerente de Ganiveteria Roca.
Es un negocio con una clientela muy fiel en la que tres generaciones de las mismas familias han llegado a pasar por la tienda. A pesar de tener venta online, el cara a cara es insustituible. “Una tienda aporta un valor añadido si detrás del mostrador hay especialistas que pueden aconsejarte”, destaca Torrente. «Incluso en compras por la web nos acaban llamando para pedir asesoramiento personal», añade.
Espai Povo: “el alma de las cosas” desde 1953
Espacio Povo es también un comercio con mucha historia. Un negocio de tres generacionespero que ha ido cambiando el planteamiento para adaptarse a las circunstancias. Lo ha hecho siempre con «el alma de las cosas» como lema: “Cada producto que vendemos tiene alma, te hace sentir algo especial”, explica Gala Povo, actual propietaria y limpia de los fundadores.
La historia comienza con Ferran Povo y Carme Audenis. El abuelo de Gala era diseñador e interiorista y trabajaba desde casa. Fue la abuela que el 1953 abrió una pequeña tienda con antigüedades y, posteriormente, introdujo los diseños con madera y hierro de su marido. “Casi 60 después todavía los vendemos”, explica con orgullo la actual propietaria de Espai Povo.
Cada vez que alguien entra en nuestra tienda vive una experiencia.
Gala Povo. Propietaria de Espai Povo y tercera generación de una tienda dedicada al interiorismo ya la moda de diseñadores catalanes
El relevo tuvo que asumirlo poco después Gemma Povo, hija de los fundadores. Había estudiado Bellas Artes y también inició una segunda línea de diseño de interiorismo. Muchos años después, la crisis del 2008 obligó a Gala a tomar una decisión: “Cerrar o reinventarse”. La apuesta fue salir adelante, mantener la esencia del diseño de la familia Povo, pero también incorporar colecciones de moda de diseñadores catalanes.
Ubicados en calle Baños Nuevos, no renuncian a ningún tipo de clientela. Hay los «de siempre» que aún recuerdan las primeras etapas del negocio, la «parroquia» creada en los últimos años, pero también turistas que aprovechan un emplazamiento tan céntrico. Los de aquí y los de allí “alucinan” con el local, explica Gala Povo, que incluye una cocina del siglo XVII y un arco que podría ser del XIV. «Cada vez que alguien entra, vive una experiencia», concluye.
Soul Lady: tienda, taller y marca propia
Soul Lady es el ejemplo perfecto de proyecto personal. De tienda en el centro de Barcelona pero también de taller y marca propia. Una iniciativa encabezada por Alba Pach y que llegó después de un “cambio vital”. “Desde la escuela había querido ser diseñadora y estudié Bellas Artes. Pero nunca me dediqué hasta el día en que dejé el trabajo”, explica a NaciónDigital.
Dedicada a los complementos de moda femenina, primero comenzó vendiendo en markets. En 2014 abrió una tienda en el Eixample y cuatro años más tarde se trasladó al calle de Sant Pere Més Baix buscando también al cliente internacional. Todos los productos –bolsas de piel y algodón, pero también bisutería- son de la marca Soul Lady que diseña Alba. Se producen en un taller propio y ella misma se encarga de supervisar «todas y cada una» de las piezas.
Es un regalo ver el rostro de las personas que se llevan un producto nuestro hacia cualquier parte del mundo.
Alba Pach. Dueña de Soul Lady. Fundó la marca en el 2012 y dos años después abría la primera tienda
El sello propio es el gran valor añadido de Soul Lady: «Cada pieza es una parte de mí que se llevan los clientes», explica la propietaria del comercio. Muchas de estas ventas se iban a la otra punta del mundo, pero la pandemia les ha obligado a «compensarlo con clientela más local». Tampoco se queja Alba: “Aprovechamos el confinamiento para hacer de una vez la web y ahora complementamos la tienda física con el on line”.
Una década después de arrancar el proyecto hace balance: “El camino no ha sido fácil y hace falta mucha constancia”. Reivindica el hecho de vender moda 100% local y agradece el hecho de haber sido seleccionada en la campaña de promoción del comercio de proximidad. «En el actual contexto es un gran esfuerzo y nos gusta ser reconocidas», concluye.
Fadeaway: cuando una buena idea también puede salir de una noche de fiesta
Hay negocios exitosos que nacen de cambios vitales y otros que lo hacen casi por accidente. Es el caso de Fadeaway, la tienda de gafas y ropa casual del calle Talleres de Barcelona. El alma del proyecto está en Miguel Angel Rizzo, más conocido como Miki, que en 2012 decidió diseñar unas gorras para salir de fiesta con los amigos. «La idea triunfó y aquí estamos», explica todo orgulloso.
El primer paso fue un pequeño canal de venta on line a través de Facebook, después la tienda virtual convencional, un pequeño local físico en formato showroom y, finalmente, en 2018 una tienda con todos los eres y uts en el centro de Barcelona .
Como el resto de comercios de la campaña, el trato es “más que personalizado”. Pero, en este caso, se le suma que las piezas son casi únicas. “Si te compras una sudadera en Fadeaway es posible que sólo la tengan cinco o seis personas más. Apostamos por tiradas muy cortas”, explica Miki.
Afrontamos la Navidad con optismo. Hemos sobrevivido el peor momento de la pandemia gracias a la gente del barrio y de Barcelona.
Miguel Ángel Rizzo. Fundador de Fadeaway, tienda de gafas y ropa casual que pasó de la red en la calle Tallers
También son especialistas en gafas –no en vano, en la calle Tallers los conocen como “la tienda de las gafas”-. Tienen una oferta muy amplia pero con cantidades limitadas y con varios colores. «Buscamos precios el máximo de asequibles para que no sea extraño comprar dos, tres o cuatro gafas al cabo del año», señala.
La pandemia, como el resto de comercios de las zonas más turísticas, ha dado la vuelta al tipo de clientela. «Antes era muy global, pero ahora el 80% es de aquí», destaca el propietario de Fadeaway que afronta el Navidad con optimismo. “Hemos sobrevivido el peor momento gracias a la gente del barrio y Barcelona. Ahora tenemos nuevos diseños y esperamos que sigan funcionen muy bien”, añade.