La cifra avanzada de la inflación del mes de marzo en el Estado, anunciada este miércoles, apenas tiene precedentes. ElÍndice de Precios de Consumo (IPC) ha crecido un 9,8% interanual, algo que no se veía desde hacía 37 años, con una subida «generalizada» de los diferentes elementos que se tienen en cuenta. Sin embargo, el Instituto Nacional de Estadística (INE) ha avanzado donde se concentran los principales aumentos, los cuales son elementos que ocupan en especial la cesta de las rentas más bajas. Serán, por tanto, aquellas que previsiblemente sufrirán más esta situación.
Elelectricidadlos carburantes y los combustibles, así como los alimentos y bebidas no alcohólicas son los productos que, según el instituto demoscópico, se han disparado más. Los datos concretos se conocerán en unos días, pero ya se trataba de aquellos elementos que más habían subido los precios interanuales en febrero, con un 25,4%viviendala electricidad y otros combustibles, un 12,8% en el transporte y un 5,6% en alimentos y bebidas no alcohólicas. Y, precisamente, el 20% de ciudadanos del Estado con menor renta destinan el 66,9% de ésta a afrontar estos gastos.
Así lo señala elEurostatla oficina estadística de la Comisión Europea, que analiza estos datos cada cinco años, la última vez en 2015. En cuanto al 20% de la población del Estado más ricaésta sólo destina el 54,3% de su gasto a estas tres materias, hasta 12,6 puntos menos que los más pobres. La inflación desbocada, por tanto, impactará menos en un primer término a aquellos que más tienen, aunque el alza podría generalizarse con el tiempo. La reducción del peso en la cesta de estos productos, en todo caso, es progresiva con cada grupo de población de mayor renta y no se trata sólo de contraste entre los extremos.
El principal elemento que marca diferencias es el coste en vivienda, electricidad y otros combustibles, ya que el 20% de población de menor renta destina el 38,6% de su gasto, mientras que el 20% más rico sólo gasta el gasto 29,1%. En segundo lugar, el 19,4% de recursos del primer grupo es para alimentos, ámbito en el que los más ricos sólo vierten el 12,7%. Estos, de hecho, sólo gastan ligeramente más que los más pobres, entre los productos que más se encarecen, en transporte (8,9% y 12,5%). Entre los demás productos, la población de mayor renta destinan una mayor parte de los ingresos en restauración y hostelería.
Esta diferencia tan marcada en la cesta de la compra no es homogénea en Europa. Al contrario, España es de los estados en los que la población de menor renta debe destinar una mayor parte de sus ingresos a estos productos que más se encarecen y que son de primera necesidad. Ante su 66,9%, en Malta sólo gastan un 50,9% del total, en Austria un 55,4%, en los Países Bajos un 56,6%, en Suecia un 59,5% y en Franciaun 59,6%.
De entre los estados de la zona euro, sólo hay cuatro en los que estos tres productos se llevan una parte superior del gasto entre las respectivas rentas bajas: Eslovenia, Letonia, Lituania y Eslovaquia. Igualmente, sólo hay cuatro países de esta unión monetaria donde la diferencia entre lo que destinan los más pobres y los más ricos sea tan grande: de nuevo Eslovenia y Letonia, pero en este caso también Estonia y Chipre. En todos los casos, estados de la zona este del continente.
Por tanto, si el impacto en los precios es homogéneo en el conjunto del continente, las rentas bajas del Estado estarían siendo ya de las que más sufren esta inflación. Y con una mayor diferencia respecto a las más ricas. En cualquier caso, varios países ya han impulsado medidas y esta semana España se ha sumado a algunas de ellas, como la bonificación generalización parte del combustible. Sin embargo, hay también de carácter laboral y social, límites al precio de la electricidad o cambios fiscales para evitar beneficios extraordinarios de las energéticas.