La justicia belga ha tumbado la extradición de Joan Miquel Arenas, más conocido como Valtònyc. Así lo ha determinado el Tribunal de Apelación de Gante, que ha decidido negar la reclamación de las autoridades judiciales españolas, que reclamaban la vuelta de Valtónyc al Estado a raíz de una condena de tres años y medio de prisión por injurias en la corona, calumnias y enaltecimiento del terrorismo por el contenido de sus canciones.
Ahora, la fiscalía tiene 24 horas para recurrir la decisión pero los abogados del músico lo ven «poco probable». Al salir del tribunal este martes, Valtònyc, ha afirmado que a nivel personal está «contento» pero que, al mismo tiempo, siente «mucha rabia y muy impotencia» por los músicos que están cumpliendo prisión en España por los contenidos de sus letras: «Si España es un estado fascista y está en el siglo XVIII es porque le interesa».
Valtónico se marchó al exilio en mayo de 2018 por no tener que entrar en prisión. Un año antes, en febrero de 2017, elAudiencia Nacional le condenó. La decisión fue ratificada por el Tribunal Supremo y confirmada por el Tribunal Constitucional, que ni siquiera admitió a trámite su recurso. En Bélgica, la cosa no está tan clara. En septiembre de 2018, el juzgado de primera instancia rechazó la extradición del joven mallorquín y el caso ocurrió en el tribunal de apelación.
Primero, esta segunda instancia preguntó a la justicia europea si podía extraditar a Valtònyc por la vía rápida, pero Luxemburgo dijo que no y forzó así a la justicia belga a seguir la vía ordinaria de doble incriminación, es decir, comprobar si los delitos de la euroorden son equivalentes en la legislación belga. El enaltecimiento del terrorismo no existe en Bélgica y el delito de amenazas incondicionales tampoco es un crimen. Las principales dudas eran sobre las injurias a la corona y por eso los magistrados preguntaron hace un año al TC belga.
El 28 de octubre, el TC belga dictaminó que esta normativa de 1847, que castiga con hasta tres años de cárcel a aquellos que insulten al rey, es inconstitucional porque no respeta la libertad de expresión. Así, el alto tribunal belga decidió tumbar la ley porque no se ajusta a la Constitución belga ni al Convenio Europeo de Derechos Humanos. La decisión, una victoria para Valtònyc, allanaba el camino al Tribunal de Gante que hoy ha optado por aplazar una vez más la decisión hasta finales de año.