La monja Gisela Upendo es fundadora de la Congregación de Hermanas Misioneras de la Eucaristía y el Nuevo Evangelio de la Archidiócesis de Arusha (Tanzania). Ha estado unos días en Reus y Tarragona para intercambiar ideas y experiencias sobre proyectos de cooperación.
Este tiempo también le ha servido para explorar posibles vías de colaboración para poner muebles a un internado que dirige su congregación. Una de las entidades que la ha acogido es OpenEuropede la capital del Baix Camp.
– ¿Cuál es el motivo de su visita a Reus?
– He venido mis amigos de OpenEurope que me visitaron en Tanzania en noviembre, y enfilar con ellos algunos proyectos de cooperación.
– Coméntanos algún proyecto en concreto.
– Lo más importante ahora es un edificio que estamos construyendo allí, pero que está totalmente vacío. Necesitamos muebles y equipamiento para que las personas a partir de 18 años puedan aprender y realizar trabajos. Me refiero a modistas, carpinteros, informáticos o cocineros. Quizás sea el primer proyecto que haremos con la organización de Reus.
– Ser monja es también una de las opciones para las mujeres de Tanzania. Muchas acuden al convento donde está usted.
– Hay mujeres jóvenes que no quieren casarse por razones diferentes y vienen al convento. Esta es también una razón para hacer algo para la sociedad en la que viven. Es algo compartido: yo las ayudo y ellas ayudan a la comunidad.
– ¿Cuál es la situación de la mujer en Tanzania?
– Depende del estatus social de cada mujer. Si tiene estudios, de alguna manera puede llegar a ser respetada, pero si no la tiene -o sólo tiene la primaria-, la situación es realmente muy mala. No saben cuáles son sus derechos, sobre todo en relación al matrimonio. Algunas veces ha ocurrido que si el marido muere, todo lo relacionado con la mujer -es decir, los hijos, la casa o cualquiera de sus asuntos-, automáticamente ya no le pertenece. La mujer no sabe dónde ir ni qué hacer, y realmente no le preocupa a nadie. Por eso se ha creado este centro: no sólo para enseñarlas a trabajar, sino también para explicarles sus derechos, hacerles entender quiénes son y, sobre todo, educarlas.
– ¿Cómo es la vida en Tanzania?
– La vida continúa. Hay gente que va a la escuela, que trabaja… pero hay cosas que son bastante preocupantes y difíciles, como, por ejemplo, la electricidad y el agua. Podemos estar perfectamente un día entero sin electricidad ni agua, y debemos tener reservas a partir de la lluvia. Incluso debemos vivir con estas dificultades a la hora de comer: la gente debe trabajar mucho para poder conseguirlo; si no trabajas, no comes, y la gente se busca la vida como puede para poder comer algo.
«Covid existe, pero la gente se la toma como un resfriado más»
– ¿Existe libertad de religión en Tanzania?
– En cuanto a la religión, podríamos decir que la gente es bastante libre. En Tanzania conviven personas de diversas religiones, como cristianos, católicos, bautistas, fundamentalistas, musulmanes… No tenemos ningún problema con las religiones.
– ¿Cómo está superando la Covid la población de Tanzania?
– Es una situación ambigua. Al principio, todos teníamos mucho miedo porque no sabíamos cómo protegernos de Covid, así que todo el mundo hacía lo que le parecía mejor para sobrevivir. Murieron muchas personas, pero también se recuperaron otras muchas. Ahora la situación se está calmando. La gente sigue protegiendo a los suyos, pero sin dejar de hacer lo que hacían. Covid existe, pero la gente se la toma como un resfriado más.
– Es un país donde conviven muchas culturas, ¿no?
– Tenemos diversas culturas; de hecho, hay ciento veinte grupos étnicos diferentes, cada uno de los cuales habla su lengua, pero todos tienen en común el suajili y el inglés. Y aún con estas diferencias culturales, no tenemos ningún problema en vivir tranquilamente en comunidad.
«En Tanzania hay ciento veinte grupos étnicos diferentes, cada uno de los cuales habla su lengua, pero todos tienen en común el suajili y el inglés»
– Uno de estos pueblos es el masai. ¿Hay algún aspecto de su vida que desee destacar?
– La situación de las mujeres massais es incluso más mala que el resto, porque ni siquiera pueden hablar delante de su marido, y es él quien decide qué deben hacer en todo momento. Por ejemplo, ellos pueden tener tantas mujeres como deseen; por tanto, puedes encontrar un hombre que tenga diez o quince mujeres. Yo conocí a uno que tenía treinta, y más de trescientos hijos, y vivían todos juntos. Si dos hombres tienen la misma edad, pueden intercambiarse las mujeres sin que haya ningún problema.
– ¿Cuál es la contribución solidaria que reciben de otros países, teniendo en cuenta que tiene relación con organizaciones de Italia, por ejemplo?
– Colaboramos con un grupo de Italia que nos ayudó a construir la escuela. Nosotros teníamos que conseguir los materiales para completar su construcción, ya que ahora mismo está vacío. Aparte de esto, no hay más organizaciones con las que hayamos hecho colaboraciones, pero estamos buscando.
– ¿Qué nos aconseja ver si hacemos un viaje a Tanzania?
– Si es la primera vez que va a Tanzania, tenemos parques nacionales preciosos, pero si tiene tiempo de ver cómo es la población y su manera de vivir, quizá aprenda algo y apreciará más las cosas que tiene en Europa.