La pandemia de Covid no ha frenado el proceso de cierre de sucursales bancarias que hace años que dura. Por el contrario, las entidades financieras han cerrado, en los últimos dos años, más de una cuarta parte de las oficinas que todavía mantenían abiertas en Cataluña, lo que provoca que ya hayan bajado la persiana el 72% de locales de los que disponían en 2008. Estas medidas afectan sobre todo a la personas mayoresy no sólo por las dificultades para adaptarse a la banca digital, sino porque los municipios más afectados son aquellos con mayor peso de población jubilada.
Según datos del Banco de España, en 2015 había 4.910 oficinas bancarias abiertas en Cataluña, las cuales se han visto reducidas a 2.308 a finales del pasado año. Y desde principios de 2020, durante la pandemia, el cierre ha afectado a 887 locales. De hecho, en el último trimestre de 2021 especialmente duro, ya que sólo entre octubre y diciembre se suprimieron 262, siendo los tres meses con un descenso más pronunciado de los últimos cinco años. Un informe delAutoridad Catalana de la Competencia (ACCO) sobre la concentración bancaria pone el retrovisor aún más allá y señala que, en el 2008, había 8.148 oficinas abiertas en el país, tres veces y medio a cifra actual.
Varias entidades y personas afectadas lamentan que este proceso perjudica especialmente a las personas mayores, que requieren de una atención más personalizada. Ahora bien, si se analiza el perfil de los municipios en los que se están cerrando más oficinas, aquellos donde esto ocurre en mayor medida son precisamente aquellos con la población más envejecida. Aquellos municipios con menos vecinos de 65 o más años vieron cómo perdían menos de tres locales bancarios por cada 10.000 habitantes, mientras que, en el 20% de municipios con mayoresse cerraron ocho por cada 10.000 habitantes.
Una relación opuesta se establece en cuanto al tamaño del municipio. A los pueblos más pequeños bajaron la persiana más de siete oficinas por cada 10.000 habitantes, mientras que, en las ciudades más grandes, el ratio fue de menos de tres. Y el efecto es independiente de que en los municipios pequeños viva más gente mayor; es decir, que en dos municipios del mismo tamaño, se ha reducido más el número de locales bancarios en aquellos con mayor población envejecida. Y en sentido contrario, en dos municipios con el mismo porcentaje de personas mayores, el ratio de cierre de sucursales es mayor en los pueblos pequeños.
También se observa una correlación entre un mayor descenso de oficinas en los municipios con menor renta media y en aquellos con menor densidad de población. Ahora bien, en este caso el efecto desaparece si se analiza conjuntamente con las otras dos variables y, seguramente, se debe a que la gente mayor y la población de los pueblos suelen tener menos ingresos, así como los municipios pequeños son generalmente también menos densos en cuanto a habitantes.
El informe de la ACCO señala que parte de los cierres se explican por los cambios en el sector bancario desde la crisis financiera, especialmente en lo que respecta al fin de las cajas de ahorro y la elevada concentración de entidades (acentuada con la reciente fusión de CaixaBank y Bankia). Esto deriva en que 502 de los 947 municipios catalanes no tenga ninguna oficina y que otros 187 sólo dispongan de una. Por tanto, prácticamente tres de cada cuatro municipios no tienen ningún tipo de competencia en forma de locales abiertos de diversas entidades, lo que ocurre ahora en 125 municipios más que hace siete años.
Ahora bien, ¿cuál es la entidad que ha cerrado más sucursales en el territorio, en los últimos siete años? En primer lugar, el BBVAcon un millar de oficinas menos, de las 1.402 a 401, contabilizando las de entidades que ha absorbido, como Cataluña Bank. En segundo lugar, CaixaBank (y Bankia) ha pasado de tener 1.620 a 911 y, por detrás, Banco Santander ha caído de 726 a 257 y el Banco Sabadellde 713 a 383. Entre las diez principales entidades, sólo Caja de Ingenieros ha sumado locales, aunque escasamente tenía 12 y ahora son 21.
El proceso de concentración bancaria ha sido común en buena parte del continente, pero más acentuada en lugares, como España, en los que el sector bancario sufrió más. Así, entre 2008 y 2019, las cinco grandes entidades de la zona euro aumentaron su cuota del 44% al 47% del total, pero en el Estado dieron un salto mucho mayor, del 42,9% al 68,2% (el doble que en Alemania y 20 puntos más que Francia, donde la concentración ha caído en los últimos años).
Y aún más agudo ha sido el proceso en Cataluña, donde las cinco principales entidades han pasado de controlar en torno al 50% del crédito y las oficinas, en 2008, a rondar el 88%, en 2019. E, incluso , más del 70% de locales están en manos de sólo tres bancos. CaixaBank en solitario, de hecho, ya dispone de cerca del 40% de los que existen en las provincias de Girona, Lleida y Tarragona, así como cerca del 35% de las de Barcelona. Y, en segundo lugar, otro 20% está en manos de BBVA.
En cualquier caso, la problemática no sólo afecta al número de oficinas, sino que incluso 443 de los 947 municipios catalanes no tienen ni siquiera un cajero para retirar dinero, según calcula la ACCO. Su informe también prevé que, para garantizar puntos de acceso al metálico, cada vez habrá más acuerdos entre bancos y otros establecimientos para instalarlos allí, como ocurre en otros países, apuntando que esto también podría ocurrir a farmacias o en los espacios de Correos o puntos de venta de loterías.
Administraciones catalanas ya están actuando también para evitar esta carencia. El consejero de Economía del Gobierno, Jaume Giróha presentado una proposición de ley para llevar al Congreso para combatir la «desertización bancaria», la cual obligaría a instalar al menos un cajero en cada municipio. A su vez, la Diputación de Barcelona ha anunciado que instalará cajeros en los pueblos de menos de 5.000 habitantes de la provincia. El gobierno español ha bendecido también a un acuerdo voluntario del sector bancario de finales de febrero en los que se compromete a mejorar la atención a las personas mayores, aunque sin sanciones si se incumple.