El guardia urbano de Lleida que había quedado en estado crítico después de haberse disparado un disparo en la cabeza en la comisaría, ha muerto. Fuentes cercanas al caso han explicado al ACN que el agente no disponía de arma y que este jueves por la mañana le habría quitado la suya a un compañero sin que éste tuviera tiempo en reaccionar.
El agente herido había sido trasladado al Hospital Universitario Arnau de Vilanova de Lleida pero finalmente no se ha podido hacer nada por salvarle la vida. El hombre tenía 57 años y, según las mismas fuentes, trabajaba en el mantenimiento de vehículos del cuerpo policial desde hace unos dos años y medio, donde fue trasladado desde el equipo de escoltas de alcaldía.