Laia Iñigo (28 años, Barcelona) buscó en Google un centro médico que hiciera pruebas PCR en días festivos. Necesitaba un certificado con resultado negativo con fecha de 26 de diciembre, día de Sant Esteve, porque en la clínica le pedían para poder operarla. La intervención, prevista para el día 28, sólo podía hacerse si acreditaba que no tenía a Covid 48 horas antes de pasar por el quirófano. El buscador la condujo al Centro Médico Puesta de Sol, que en ese momento se promocionaba con una dirección en el calle Calabria. Ofrecían las pruebas en 70 y 60 euros -el coste variaba en función de la rapidez con la que se entregaban los resultados- y se podía pedir cita previa con cancelación gratuita. Y hizo la reserva horaria.
Iñigo, profesora en una escuela internacional, empezó a intuir «cosas extrañasCuando, poco después de pedir cita, recibió un mensaje del Centro Médico Puesta de Sol (que tiene como empresa matriz Newyorker Europa SL) en el que la dirigían a otra dirección para realizarle la prueba PCR. La nueva ubicación del laboratorio estaba en calle Bailén 230, en los bajos del inmueble. Es el local que el Departamento de Salud y la Guardia Urbana clausuraron la semana pasada tras comprobar en una inspección que practicaban fraude en las pruebas PCR -en realidad, hacían tests de antígenos a precio más caro- y no disponían de permiso de la Generalitat para la actividad diagnóstica, tal y como avanzó NaciónDigital. El supuesto centro médico tampoco reunía las condiciones sanitarias adecuadas ni disponía del personal acreditado para realizar los tests.
Como otros clientes, Iñigo acudió al local de la calle Bailén a la hora requerida, pese a la sorpresa por el cambio de ubicación, que la había inquietado. Por no quedarse sin el resultado de la PCR justo antes de la operación, reservó cita en otro laboratorio. Quería curarse en salud. «En la calle Bailèn me encontré a trabajadores vestidos de sanitarios. Me hicieron la prueba y voy pagar los 60 euros en efectivo«, relata. En ese momento no lo sabía, pero le practicaron un test de antígenos pese a haber pagado por una PCR.
El resultado le llegó al día siguiente, como si se tratara de una prueba que requiriera las horas necesarias de espera y no uno simple test de antígenos. El diagnóstico del Centro Médico Puesta de Sol fue negativo. El documento que lo acreditaba -comprobado por este diario- llevaba el sello deIGA Genetics, un laboratorio con sede en el Parque Científico de la Universidad de Valladolid que dispone de una acreditación de la Junta de Castilla y León para realizar tests diagnósticos, pero que no había solicitado el permiso de la Generalitat para realizar la misma actividad en Cataluña. La normativa exige, tal y como recalcan portavoces del Departamento de Salud, que las empresas con acreditación de otras comunidades autónomas deben cursar una solicitud a la Generalitat y adjuntar una copia de la autorización expedida en otro territorio.
Sin saber que podía ser positivo para Covid, Iñigo acudió el pasado 28 de diciembre a la Clínica Corachan de Barcelona para someterse a la operación que tenía programada. «No era una intervención grave, pero estaba previsto que la recuperación fuera un poco lenta. Juraría que en ese momento ya estaba contagiada«, explica. Recibió el alta el día 29, al día siguiente de la operación -hecha de forma satisfactoria y sin contratiempo-, y el doctor que era responsable le dijo que podía ser que el proceso comportara décimas de fiebre en los días posteriores. Sólo décimas, nada más. No fue así. El día 30, Iñigo ya tenía fiebre alta. «Estaba a 39 grados y pensé que había sufrido una infección. No sabía si la operación había ido bien. Me asusté y mis padres, también», apunta. Se hizo un test de antígenos en casa que todavía dio negativo.
Su doctor de la Clínica Corachan también se va inquietar, porque los dolores de la paciente no desaparecían, y la citó en la consulta. La revisión certificó que la operación había ido bien y el consejo médico fue que el apego que sufría Iñigo debía ser gripe o Covid. «Lo pasé mal. No podía ni levantarme. Fueron un par de días muy malos», recuerda. Después de Fin de Año dio positivo por Covid. La fiebre alta, los escalofríos y el malestar general ya tenían explicación. Se tuvo que confinar en casa de los padres, no sólo por el descanso del postoperatorio sino también obligada por el contagio. Aún está completando la cuarentena.
Iñigo entendió todo lo que le había ocurrido cuando leyó la información de NaciónDigital que detallaba la clausura de la actividad del Centro Médico Puesta de Sol, que Salut tuvo que hacer en dos ocasiones, primero en la sede de la calle Bailèn 230 y después en una dependencia del calle Floridablanca 61, que el Grupo Spass -una mutua con experiencia en el sector- había alquilado al supuesto laboratorio sin tener conocimiento de la negligencia continuada de sus inquilinos. De hecho, Salut y la Guardia Urbana efectuaron la segunda inspección -y posterior clausura- a partir de la investigación publicada por este diario el lunes por la tarde.
La Generalitat estudia ahora sanciones a los responsables de la Centro Médico Puesta de Sol por fraude reiterado e Iñigo, que se siente estafada, también valora emprender acciones legales. Tiene previsto realizar una consulta a un abogado de confianza antes de decidir si tramita la denuncia. «Lo que más me sabe es el peligro que provoqué, porque sin saberlo podía haber contagiado al personal sanitario que me atendió en la operación», lamenta Iñigo. La estafa del Centro Médico Puesta de Sol perseguía el beneficio económico, pero su negligencia también puso en peligro la salud de cientos de personas, las que pagaron por pruebas falsas y las de sus estrechos contactos.