Siempre hay algo especial en el concierto de presentación de un disco nuevo. El artista ha hecho su trabajo en casa y el público ha hecho su trabajo en casa. Dos actividades bastante íntimas por separado, que requieren una concentración y de una voluntad de diálogo a distancia que, cuando uno sube al escenario y el otro baila a la pista, adquieren otra dimensión. Hay mucha generosidad en este encuentro. Los músicos sirven su obra lo mejor emplatada posible, con el trabajo previo que esto supone de ensayos, pruebas y errores, y los espectadores dedican tiempo, dinero y actitud. Como oyente, enseguida ves si esa propuesta tiene sentido cuando se hace tangible y como músico (me lo imagino, porque no recuerdo ni cómo manejar la flauta dulce) ves la reacción sincera de la gente que te escucha.
Esta semana, Intana ha presentado su tercer álbum: Planeta Nou. Si alguien no conoce el grupo, me hará ilusión que este artículo sirva para poderlo descubrir. Ellos mismos definen lo que hacen como «pop reluciente e íntimo con toques de americana, electrónica y folk vibrante». Intana ha actuado en grandes escenarios del país como el del Primavera Sound, el Vida Festival, el Pequeño Palacio de la Música, el Festival de Pedralbes o el Mercado de Música Viva de Vic, entre otros. El miércoles lo hicieron en LaNau de Barcelona, en Poblenou, para dar forma a este Planeta Nou que desde el pasado 18 de marzo los fans ya habíamos ido escuchando desde la intimidad de nuestra casa.
La frontwoman de Intana es Núria Moliner, arquitecta de formación y comunicadora de profesión (quizás lo haya visto presentando el programa de arquitectura Escala humana en TVE o colaborando en los Puntos de vista de la misma emisora). Cada vez me gustan más las formaciones con mujeres al frente (en este caso, además, la voz de Núria es algo finísimo) porque demuestra que hay otras formas de llevar la voz cantante. Se habla a menudo de los liderazgos feministas y algo que me asombró de la puesta en escena de Intana fue la disposición de los instrumentos. Guitarra, batería, bajo y Núria con guitarra. Todos ellos al mismo nivel. Ella no estaba en el centro, como estamos habituados a ver a los cantantes, sino que se situó en un extremo del escenario. Este detalle evidenciaba que Intana es un grupo y, aunque todo lleve el sello y la mirada de Núria, todos tienen la misma importancia.
En Núria ahora ya hace un tiempo que la conozco (este mundo es realmente pequeño) y la ética periodística me obliga a decir que a pesar de no poder ser del todo objetiva, sí que soy del todo sincera. Cuando escuché Planeta Nou por primera vez lo hice, evidentemente, canción a canción con el orden que propone el grupo. Inevitablemente, presté atención a las letras porque por primera vez Intana publica un disco en catalán y el hecho de que sea un disco conceptual tiene todo el sentido del mundo. Quien conozca a Núria sabrá que una de las cosas que la preocupan es el mundo donde vivimos (y donde habitamos) y Planeta Nou reflexiona sobre todo esto. Ante el escenario global que se nos presenta, Intana propone en este trabajo una composición de una utopía en contraposición a una realidad distópica. Planeta Nou sirve de refugio. La mirada arquitectónica de Núria Moliner está muy presente en este disco, que bebe de referencias como Walden, de Henry David Thoreau, las utopías y los futurismos de los años setenta o el experimento ecologista Biosphere 2.
La propuesta de Intana no es sólo musical, invita a reflexionar sobre cómo nos relacionamos con el mundo en el que vivimos. Y gira dinámicas. En una época donde la compraventa de discos ha empezado a convertirse en algo… ¿caduca? ¿Romántica?, Intana ha ideado el primer CD con packaging 100% reciclado, hecho con plásticos procedentes del contenedor amarillo. Un disco de ‘Planeta Nou’ equivale a dos botellas de detergente. Lo que les hace por un lado preciosos y por otro lado, únicos. El otro día en LaNau se pudo ver cómo, a lo largo de esta gira, la banda llevará una escenografía hecha con plásticos 100% reciclados, procedentes de bolsas de basura y excedentes y también un vestuario de algodón reciclado, algodón orgánico y recortes .
Intana plantea una utopía en respuesta a la ecoansiedad y el nihilismo propios de la generación millennial y demuestra que apostar por un Planeta Nuevo sostenible se puede realizar también a través de la música. Larga vida a los proyectos con alma.