Las lesiones en el mundo del deporte pasan, prácticamente, todos los días. Afectan a cualquier jugador o atleta de cualquier disciplina. E incluso los más preparados a nivel físico, como Rafa Nadal, acaban sucumbiendo a molestias comunes que les dejan fuera de los terrenos de juego durante semanas. Esto es lo que le ha pasado al manacorí, que a causa de una fractura por estrés, tendrá que dejar las pistas entre 4 y 6 semanas de baja. Él mismo lo ha comunicado a través de sus redes sociales.
Nadal, que perdió la final del torneo de Indian Wells contra Taylor Fritz, sufría males en el pecho que impidieron que jugara el partido en la mejor de las condiciones. Por eso mismo se hizo un examen médico, que ha confirmado la fisura que le tendrá recuperándose todo este tiempo. Su lesión es muy común en el mundo del deporte pero también en la vida diaria de los ciudadanos. Una fisura por estrés -o una fractura por estrés, o también llamada fractura por sobrecarga- puede producirse en varias zonas del cuerpo.
¿Qué es la fractura por estrés?
Tal y como establece el Diccionario Enciclopédico de Medicina, la fractura por estrés son fisuras o «grietas» que se producen en un hueso determinado. Lo provoca una serie de golpes repetitivos, mayoritariamente suaves, pero nunca por un golpe seco o agudo, tal y como explica también la Mayo Clínico de Estados Unidos. En el caso de Navidad, en las costillas, provocando una respiración dolorosa y muy incómoda. Esta «grieta» termina disminuyendo la resistencia del mismo hueso, que necesita reposo para curarse.
Para determinar que es una fractura por estrés hay que dejar claro el diagnóstico: los golpes «suaves» que recibe el hueso son de fuerza menor a la capacidad de resistencia que tiene el órgano óseo. Por eso se produce una fisura, una grieta, y no una fractura parcial o total. En ese caso, el diagnóstico sería diferente y también su tratamiento.
¿Cuáles son los síntomas de la fractura por estrés?
La principal señal de alarma es el dolor, que se presenta paulatina y persistente, en una zona muy concreta. El dolor de una fractura por estrés no se irradia hacia otras partes del cuerpo ni hacia otros huesos. Además, se agrava y duele más con la respiración profunda. Una inflamación leve puede acompañar a este dolor, ya veces, incluso, cierta acumulación de líquido en la zona afectada. No son recurrentes los hematomas, pero pueden aparecer.
Cuando aparecen los síntomas de dolor, es necesario contactar con un médico o con un fisioterapeuta para que determinen el grado de la lesión o, en caso contrario, consideren que es otro mal, molestia o una fractura más grave. El reposo y dejar de practicar la actividad física que haya podido provocar la fisura es también muy importante. La rehabilitación muscular y ósea es un factor clave una vez curado el hueso.