Seguro que alguna vez, sea por desconocimiento o por simple curiosidad, te has preguntado que pasaría si llenaras el depósito con un carburante equivocado. En esta ocasión, te explicaremos que le sucedería a tu vehículo si le suministraras gasolina de 95 o de 98 octanos y si es preferible elegir una u otra opción.
En primer lugar, las dos gasolinas se diferencian por su índice de octanaje; un valor que representa el poder antidetonación del combustible. Esta denominación, relativamente reciente, llegó con la progresiva desaparición de la gasolina súper con plomo (2001) y de la súper 97 (2008). Desde entonces, los surtidores están rotulados con los dígitos 95 y 98, aunque desde 2018 también se les identifica como E5 y E10respectivamente, a raíz de una normativa comunitaria unificadora.
Así pues, básicamente ambas gasolinas se diferencian por el índice de octano que contienen. Un valor que indica la resistencia a la detonación del carburante que se comprime en el interior del cilindro del motor. Cuanto mayor el octanaje, más capacidad de compresión. Por este motivo, en aprovecharse mejor el poder energético de la gasolina, se aumenta el rendimiento del motor, lo que significa que el carburante de 98 octanos está especialmente indicado para vehículos deportivos de altas prestaciones.
El color y el precio también son distintos. Mientras que la gasolina de 98 es de un color azul más intenso que su homóloga de 95 octanos; su precio también es bastante más elevado, alrededor de 20 céntimos extra por litro. La composición química y los aditivos que contienen son iguales; con las únicas excepciones que constituyen el nivel del octanaje y el nivel de azufre. Un elemento nocivo por el medio ambiente que ayuda a alargar la vida del catalizador y que es menor en la gasolina de 98.
Y, con todo esto, qué gasolina es mejor? Pues aunque parezca, por pura intuición, que la de 98 sea superior, en realidad dependerá de lo que necesite cada motor en particular. Cada fabricante establece el tipo de gasolina que consume cada vehículo, dependiendo del motor, la compresión e incluso el diseño del coche.
En este sentido, bien es cierto que uno coche de gasolina podría utilizar indistintamente los dos tipos de octanaje. Sin embargo, si suministramos gasolina de 95 octanos a un motor que está diseñado para consumir gasolina de 98 notaremos una reducción de las prestaciones, un aumento del nivel de emisiones e incluso un mayor consumo.
Si por el contrario utilizáramos una gasolina 98 en un motor diseñado para funcionar con gasolina de 95, el coche no notará ninguna diferencia de rendimiento y lo único que estaremos consiguiendo será pagar más por llenar el depósito.