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Franco ha muerto. La transición avanza a paso lento y España se transforma sin saber demasiado bien hacia dónde va. Los cines pueden mostrar pechuga y muslo y lo que antes era un país católico y conservador está en plena ebullición. En este contexto de cambio, un joven de 17 años que vive en Girona, Nacho (Marcos Ruiz), descubre que todo lo que está prohibido “mola”. Esto no sólo incluye tabaco y alcohol sino también pisar la línea roja del crimen con los “malotas” del barrio y todas las tentaciones del primer amor y el despertar sexual. Como es evidente ese crescendo de hormonas y adrenalina regado con cubatas baratos y música disco acabará trayendo muchos problemas al chico…
El nuevo filme del mallorquín Daniel Monzón (Celda 211, El Niño) es todo un homenaje al cine quinqui que tanto éxito y alegrías dio a nuestro cine catalán en la década de los 70 y 80. Y por si fuera poco, esta producción de Atresmedia con participación de TV3 y Netflix, está basada en el libro homónimo de Javier Cercas y es el filme más nominado a la 14ª edición de los Premios Gaudí.
En Las leyes de la frontera Monzón recrea y capta la esencia de esos tiempos convulsos a la perfección. Desde los detalles domésticos (patriarcado) hasta el cóctel social (desigualdades y guettos) pasando por la impunidad policial del momento. Drogas, hippies, Interviu, Arcadas y platos Duralex. En este interesante caldo de cultivo encontramos una historia de coming of age que no por haberla visto mil veces deja de ser interesante. Lo es porque los tres actores principales Marcos Ruiz, Begoña Vargas y Chechu Salgado son una perfecta elección para cada uno de los roles que deben jugar. Sin caer en riesgo de la sobreactuación, devienen carismáticos y los antihéroes que necesita la trama.
Pero esto no sería suficiente sin un montón de detalles (mal llamados) técnicos empezando por una dirección de arte que te hace oler los 70 y terminando por la banda sonora de Derby Motoreta’s Burrito Kachimba. En resumen, en pleno 2022 no descubrimos nada al decir que Daniel Monzón le tiene el truco cogido en el thriller. En esta ocasión transforma todo lo que ahora podemos ver como “cutre” y casposo en elemento de culto retro. Si tenemos que encontrarle elementos negativos está claro que es un relato que no tiene nada de original y que se ha exprimido hasta que no queda ya más jugo. Ah, y el forzado maquillaje al envejecer a algún personaje no acaba siendo del todo creíble.
Veredicto
Lo mejor: un trío protagonista solvente y creíble y una genial ambientación en la transición
Lo peor: la poca originalidad de la historia
Nota: 7,5
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