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Los acaudalados hermanos Phil (Benedict Cumberbatch) y George Burbank (Jesse Plemons) son las dos caras de la misma moneda. Phil es cínico y cruel, mientras George es impasible y amable. Juntos son copropietarios de un enorme rancho en Montana. Cuando George se casa en secreto con una viuda del pueblo, Rose (Kirsten Dunst), Phil, sorprendido y furioso, lleva a cabo una guerra sádica e implacable para destruirla por completo usando a su afeminado hijo, Peter (Kodi Smit- McPhee), como peón.
Con este argumento y teniendo en cuenta que quien dirige la función es Jane Campion sólo cabe esperar como resultado una película que apela directamente a la psique del espectador. Miradas capciosas, silencios desgarradores, paisajes interminables… Esto es The Power of the Dog, el psicowestern de la responsable de The Piano.
Han tenido que pasar 12 años, para que la directora novazelandesa, volviera a ponerse detrás de una cámara de cine para dirigir otra obra maestra como es este ensayo sobre la masculinidad tóxica y los roles de poder, basada en la novela de Thomas Savage . Con unas sutiles y al mismo tiempo potentes interpretaciones dignas de Oscar, sobre todo en cuanto a Cumberbatch y Smit-McPhee, la cinta de Campeón te hipnotiza hasta la médula, y lo hace de una forma muy sutil y delicada como a ella le gusta.
Lo que comienza como lo que parece un western clásico acaba convirtiéndose en un melodrama gótico, que atrapa al espectador desde la primera escena y no le suelta hasta los créditos finales. Campion presenta una obra atrevida e impredecible, y con una complejidad psicológica que hace inevitable pensar en la multipremiada película protagonizada por Holly Hunter en 1993.
La sublime fotografía y la cautivadora banda sonora, firmadas por Ari Wegner (Stray, 2018) y Jonny Greenwood (Phantom Thread, 2017) respectivamente, no hacen más que reforzar el mensaje que quiere transmitir la cineasta que no es otro que en la sutileza de los pequeños detalles se esconde la verdad. El minimalismo en la puesta en escena ayuda a construir una atmósfera tensa y angustiosa que sólo los grandes directores logran transmitir de forma convincente y, sobre todo, emocional.
Posiblemente, no sea un filme para todos los paladares cinéfilos, y mucho menos para aquellos que busquen un western convencional, porque la obra de Campion es todo menos convencional, es un tratado sobre el bien y el mal a través de una sórdida historia con unos personajes carentes totalmente de empatía. Pero, ¿quién ha dicho que uno tenga que empatizar con su némesis?
Veredicto
Lo mejor: un trabajo interpretativo que demuestra que actuar es un arte.
Lo peor: un ritmo excesivamente pausado que por momentos puede resultar tedioso.
Nota: 8,5
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