Tres institutos del Gironés –el de Sarriá de Ter, Celrà y el Salvador Espriu de Salt– han aprobado un manifiesto en el que aseguran que mantendrán sus proyectos lingüísticos inmersivos a raíz de la sentencia del Tribunal Supremo que obliga a una escuela de Canet de Mar a dar un 25% de clases en castellano.
El documento lo ha promovido el instituto de Sarrià de Ter. Tal y como ha avanzado El Punt Avui el claustro lo aprobó el 24 de noviembre, justo al día siguiente de la sentencia. Su director, Albert Bayot, dice que surgió a iniciativa de un grupo de profesores y que se aprobó por unanimidad. «Los centros educativos debemos decir qué pensamos porque si no se hace un uso político o jurídico y que lo que queremos es que se haga un uso pedagógico«, remarca.
Defender el modelo deinmersión lingüística como respuesta a las «injerencias» del sistema judicial. Éste es el objetivo del «Manifiesto sobre el tratamiento de las lenguas en el instituto«, que el instituto de Sarrià de Ter aprobó por Claustro el 24 de noviembre. El documento surgió a iniciativa de un grupo de profesores justo al día siguiente de que saliera la sentencia del Supremo que obliga a hacer un 25% de las clases en castellano: «Dijimos que teníamos que decir algo y se aprobó por unanimidad», explica Bayot.
«Pienso que cuando salen determinadas cosas que suponen una injerencia en nuestra difícil tarea de enseñar, les centros educativos debemos decir lo que pensamos porque si no se hace un uso político o jurídico», remarca. Y es que el manifiesto quiere dejar claro que «no» están «dispuestos a hacer que unos técnicos de justicia quieran hacer de técnicos de pedagogía». Por eso, el documento quiere mostrar la «indignación y rechazo» a un posicionamiento judicial sobre un «asunto estrictamente pedagógico». «Y que, además, lo haga sin los conocimientos suficientes para la garantía de rigor», añade.
La segunda idea que defiende el documento versa sobre las lenguas en «sentido completo». «El proyecto lingüístico, cuya aprobación es una potestad del Consejo Escolar, ya deja claro los usos de cada una de las cinco lenguas que se utilizan en el centro y del carácter de complementación que tiene el aprendizaje y el manejo de varios idiomas a la hora», continúa el manifiesto.
Y, por último, recuerda que el catalán es la lengua vehicular porque es la «propia» pero, al mismo tiempo, porque se encuentra «minorizada por causas históricas, geográficas, demográficas y sociológicas». «Necesita una protección especial, pero esto no se hace en detrimento de otra», insiste Bayot.
De hecho, dice que tienen muchos alumnos recién llegados y algunos procedentes de países con el español como primera lengua. «Nosotros nunca hemos puesto pegas a nadie y todo el mundo entiende el tratamiento que hacemos para que los alumnos sigan aprendiendo el castellano pero también para que vean que hay otra lengua muy cercana que también pueden entender», añade Bayot.
La dirección del centro hizo llegar el manifiesto -que han colgado en su web- a las familias de los alumnos ya toda la comunidad educativa. «Hemos recibido muestras de apoyo y ninguna queja», afirma el director. También lo remitieron a los diferentes centros educativos de la zona del Gironés y el Pla de l’Estany. Por el momento, se ha sumado el instituto de Celrà, que lo aprobó el 30 de noviembre y que también lo ha colgado en la web, y el Salvador Espriu de Salt, que lo aprobó el 15 de diciembre y al día siguiente lo hizo público a través de las redes sociales.