Un cambio solemne de placa con la presencia de concejales y personalidades de la política municipal que no acabó siendo plácido. ElAyuntamiento de Barcelona invitó el pasado marzo a las entidades antirracistas a testimoniar el cambio de nombre de la plaza Antonio López por Idrissa Diallo, el migrante fallecido en el CIE de la Zona Franca en 2012. La resignificación del espacio -retirar una referencia esclavista por la de una víctima de la migración- debía ser un ejercicio de reparación histórica aplaudida por las entidades. Pero el homenaje terminó en boicot, en una demostración de la dificultad de actuar con pulcritud en el debate de la restitución histórica.
Ninguno de los veinte colectivos que presionó a las administraciones para cambiar el nombre de la plaza, entre ellos Sos Racismo y Top Manta, celebró en ese momento las condiciones con las que se materializó su demanda. «No hemos querido ser funcionales a políticas de lavado de cara del racismo«, criticaban con contundencia en un comunicado conjunto. «Resulta impensable la convivencia en un mismo espacio público de los restos de un monumento esclavista con el homenaje a una víctima del sistema de control y expulsión migratorio”, añadían. La acción de modificar el nomenclátor, en su opinión, había dejado de lado la oportunidad de organizar un verdadero acto político de reparación histórica.
El modelo por el que apuestan los grupos antirracistas implica eliminar la peana de la escultura en Antonio López y protagonizar un relato anticolonial para «resignificar» el espacio. En este sentido, la asamblea que adopta el nombre actual de la plaza denuncia un diálogopoco fructuoso» con el Ayuntamiento. De hecho, ante el descontento con el gesto del consistorio, los colectivos advirtieron de una eventual intervención en la peana de la escultura con la intención deborrar los mensajes que glorifican al esclavista. El Ayuntamiento, por su parte, amenazó con enviar efectivos de la Guardia Urbana.
Pie del monumento a Antonio López y López, en la plaza que actualmente lleva el nombre de Idrissa Diallo. Foto: Jordi Jon Pardo
El activista Sira Ruiz Nogales es miembro de la Caravana Obrim Fronteres, una de las tres organizaciones que se adhirió al manifiesto de la plaza Idrissa Diallo. Al igual que las entidades que han promulgado una resignificación del espacio, Ruiz ha observado los cambios con escepticismo. El activista califica de «error» el hecho de que se mantengan las inscripciones que recuerdan y alaban alesclavismo. En este sentido, lamenta que el Ayuntamiento no haya expresado a los medios su intención de suprimir los restos de la escultura en el marco de la resignificación de la plaza. Para Ruiz, esta carencia de iniciativa dificulta relacionar la esclavitud del pasado con las situaciones actuales de racismo. «Hay que establecer una relación con la esclavitud del pasado y las situaciones de vulneración de derechos que se siguen llevando a cabo en la actualidad en relación a las migrantes y racializadas», afirma.
Cambios pendientes
Desde el Ayuntamiento, sin embargo, inciden en la voluntad de retirar los restos de la antigua estatua. El concejal de Ciutat Vella y de Memoria Democrática, Jordi Rabassaexplica que el proyecto forma parte de la futura reurbanización de la Via Laietana. El consistorio plantea la remodelación con el objetivo de «ampliar el espacio para el peatón, así como potenciar la transversalidad entre ambos lados de la vía». Unas modificaciones en la vía pública que incluyen un nuevo modelo para la actual plaza de Idrissa Diallo.
Recreación informática de la Vía Layetana de Barcelona reformada en la esquina mar. Foto: Ayuntamiento de Barcelona
Pese a las obras que se pretenden realizar en esta céntrica calle, Rabassa defiende el ejercicio de «memoria histórica» que han hecho hasta ahora. «El nombre de la plaza ha cambiado y en un atril se explica por qué hemos retirado la escultura y el pasado esclavista de Antonio López. Pienso que es un ejercicio bastante interesante», defiende. «Como todos los ejercicios de memoria, son contradictorios y criticables», añade.
Primer intento de reparación
La plaza acumula ya experiencia en cuanto a las intervenciones en el marco de la memoria histórica. El gobierno retiró el 4 de marzo de 2018 elestatua de Antonio López en medio de una polémica entre partidarios y detractores de la medida. La acción constituía una de las promesas electorales que puso sobre la mesa el grupo de Barcelona en Comú. En un principio, la Junta Electoral obstaculizó la decisión al considerar que podría tratarse de un acto de “propaganda”. Por último, la retirada salió adelante como respuesta a las reivindicaciones de entidades y movimientos vecinales.
El esclavista y primer marqués de Comillas hizo fortuna con el tráfico de esclavos en Cuba hasta convertirse en uno de los mecenas más ricos del siglo XIX. El historiador de la UPF, Martín Rodrigo, actualizó su biografía con detalles que vinculan al personaje con el desembarco de 600.000 esclavos africanos en 1867 en la isla de Cuba. Después de este período, el marqués regresó a la capital catalana e invirtió una buena parte de su capital. En el siglo XXI, su figura sigue generando debate.