Este enero, han comenzado las obras en las Curtillas de Vic. Se trata de la primera fase de los trabajos de rehabilitación de los edificios, números 2 y 4, que adquirió elAyuntamiento de Vic por 400.000 euros. Tal y como explica la concejala de Urbanismo, Fabiana Palmeroesta primera fase consiste en «la limpieza de tabiques y otras estructuras superfluas» y «la consolidación del techo», sobre todo lo que está a nivel de calle.
FOTOS Obras e interioridades de las Adoberías de Vic
NaciónDigital ha tenido la oportunidad de entrar a visitar los trabajos de consolidación estructural. Estas obras son el primer gran paso para dar el valor que merecen a estos edificios tan significativos de la ciudad, junto al Mèder, y por transformar un barrio muy degradado.
Un proyecto de 2,2 millones
Estos trabajos iniciales, que se alargarán unos cuatro meses, tienen un presupuesto de 159.000 euros y forman parte de un ambicioso proyecto, que asciende a unos 2,2 millones. El Ayuntamiento, que ha buscado financiación externa, está a la espera de recibir la resolución de1,5 millones del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana -del 1,5% cultural- para sacar adelante la obra integral de ambos edificios.
Palmero cree que el Ministerio les dará el visto bueno pronto. Una vez llegue la resolución, tendrán año y medio para adjudicar las obras y ejecutarlas. «Habrá que ir rápido, pero lo tenemos controlado», añade la concejala. Por tanto, la rehabilitación de estas dos curtidurías deberán estar terminadas dentro de dos años.
De un centro de interpretación a salas coworking
La gran pregunta es: ¿qué se hará cuando acaben las obras? ¿Qué habrá en estos dos edificios? Aunque los usos deben acabar de definirse, «la idea es que en la planta baja haya un centro de interpretación«, donde se explique la tradición de la industria curtidora en la ciudad «con todo el valor de bienes muebles de estos edificios».
La concejalía Fabiana Palmero en las Adoberías de Vic. Foto: José M Montaner.
«La intención es explicar el tratamiento de la piel«, dice Palmero. Se prevé subir con un ascensor panorámico de abajo arriba «para entender el recorrido que hacía la piel». Precisamente, en los bajos del edificio, donde pasa el agua del río, se trataba y se trabajaba la piel, que terminaba su proceso en los secadores de las plantas de arriba.
En la planta de acceso, se prevé ubicar un servicio municipal. En cuanto a las dos superiores, «supongamos que serán de coworking«, apunta la concejala, destacando que será un «espacio diáfano y abierto», también a entidades y ciudadanía. Se quiere que en ambos edificios haya actividad permanente y se cuente con varios socios participantes en el proyecto.
Un motor para transformar el barrio y la ciudad
El Ayuntamiento siempre ha reiterado que con la compra de los dos edificios se podrá ejercer de motor por transformar el resto de curtidurías. «Estamos trabajando con los propietarios para que se animen a rehabilitarlas», dice la concejala, remarcando que la iniciativa debe ser público-privada: «Sólo con la parte pública es muy difícil sacarlo adelante». «Entendemos que hasta que no se vea consolidada la rehabilitación será difícil pero somos optimistas porque es una muy buena iniciativa», apunta.
Además de comprar estas dos curtidurías, que dan entrada al barrio, para «hacer de motor de transformación», el Ayuntamiento pronto expropiará otra curtiduría que se incendió y que con el tiempo se ha convertido en el espacio colectivo La Clota. De esta forma, se podrá tener un parque público. En este sentido, Palmero destaca que en la primavera se iniciará un proceso participativo para poder trabajar los espacios públicos del barrio de las Adoberies. «¿Qué queremos de este espacio? ¿Cómo queremos conquistarlo y hacerlo nuestro?», pregunta.
La calle de las Adoberies en Vic. Foto: Josep M. Montaner.
Por otra parte, tal y como explica la concejala, estas obras forman parte «de un proyecto mucho mayor»: «La consolidación del río como eje vertebrador«. De hecho, se quiere atar a través de equipamientos, desde la Biblioteca Pilarín Bayés -también en obras-, pasando por las Adoberías, hasta llegar a la Atlántida. De hecho, este recorrido, terminará en el solar de la antigua fábrica Genís Antel, que el Ayuntamiento expropió, y donde se quiere hacer «un gran parquepara la ciudadanía.
¿Vivir en las Adoberías?
En estas dos curtidurías no se contempla vivienda, puesto que los edificios están definidos como equipamiento. Sin embargo, el Ayuntamiento está trabajando con elAgencia Catalana del Agua (ACA) para que, en caso de que el resto de propietarios quieran rehabilitarlas, se pueda vivir. Se ha propuesto por ejemplo el confinamiento seguroes decir, que en caso de inundación, los residentes puedan quedarse dentro sin peligro.
«No tenemos claro que esta primera línea pueda tener viviendaspero la segunda [que estan en una cota més alta] seguro porque tiene salida a la calle Aluders», puntualiza la concejala.