Desde hace 4 años, los buenos Reyes Magos tienen un nuevo competidor en Sant Cugat. La misteriosa casa número 12 del calle Turó del Pinyer ilumina la cara embobada de los cientos peatones que pasan por el lado. Miles de bombillas, hinchables, animatrónicos y proyectores con vídeos musicales logran dibujar una sonrisa incluso en los más Grinch de la Navidad. Como los mosquitos, gente de más allá de las fronteras municipales también es atraída por la deslumbrante claridad.
Curiosos, en NaciónDigital nos hemos acercado hasta el famoso inmueble para hablar con el propietario de esa auténtica nueva atracción del municipio. La puerta metálica se abre y accedemos al interior de un espaciado recibidor que también presume de más luces navideñas colgando de todas partes.
El Santiago explica que todo empezó por la manía de una de las trabajadoras del hogar que le hacía ilusión iluminar la casa. «Al principio sólo una bombilla por ahí, otra cosita por allá; y al final, cuando este año lo he visto todo encendido… Se nos ha escapado de las manos», reconoce un hombre jubilado con sonrisa picaresca.
«Ahora, por suerte, quedan pocos días para que acabe la Navidad y ya podremos retirarlas», comenta suspirando. Preguntado por si de cara al próximo año tiene pensado mantener la ya tradición, afirma -no demasiado seguro de sí mismo- que será «poco probable». Y es que las dos mujeres del hogar, Vicky y Vera, verdaderos responsables de todo el escaparate, se mantienen firmes: «Tenemos 360 días para convencerle y hacerlo de nuevo«, afirman confiadas. «Ya tengo nuevas ideas muy chulas para el próximo año», aseguran risueñas.
De todo ello, Santiago sólo teme dos cosas: ocasionar alguna molestia en el vecindario y que algún niño despistado pueda sufrir un accidente mientras cruza la calle de delante de casa. Al fin y al cabo, se trata de una finca ubicada en una zona aislada de Sant Cugat que durante estas fechas navideñas recibe una insólita afluencia de tráfico llamada por sus luces. Sea como fuere, algo tiene claro: «Si lo hacemos deberemos superarnos. Ahora ya hemos generado cierto expectación y no podemos permitirnos defraudar».
Todos ellos niegan que se trate de una «alarde«. «Esto es alegría. A la gente le gusta y lo disfrutan mucho», aseguran. «Después de tantas penas que hemos pasado durante la pandemia, nosotros conseguimos repartir un poco dealegría«. Relatan que a menudo reciben cartas de niños pequeños con dibujos y mensajes de agradecimiento dándoles las gracias por compartir con ellos esta iluminación.
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